Sigue generando deuda de juego y crece la queja

Sólo tuvo mala suerte en el rebote previo al tercer gol de Unión. Antes, jugó flojo de convicción y tuvo errores en cada una de sus líneas

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Por MARTIN MENDINUETA

@firmamendinueta

Gimnasia pasó un lunes horrible. Su rendimiento fue pobre, nunca se mostró como un equipo confiable, fue incapaz de sostener la ventaja que había conseguido y, para colmo, también lo castigó la mala suerte en el minuto cincuenta, recibiendo un gol difícil de digerir.

Ni cuando pasó a ganar 2 a 1 (el gol de Rodrigo Castillo también fue de carambola porque la pelota rebotó en su cabeza y salió directo hacia la red), el Lobo consiguió tranquilizar a su gente, que en muy buen número, fue al estadio esperando encontrarse con una linda reivindicación de sus representantes en el campo.

El momento futbolístico es malo; por resultados y por una deuda de juego que ha ido creciendo hasta límites que erosionan la paciencia popular. Ayer no tuvo corte en el medio, fue permisivo ante la circulación del rival y eso repercutió en una defensa que empezó a sufrir en los primeros minutos y jamás detuvo su calvario.

La figura mens sana fue, una vez más, el más criterioso de una formación vacía de actuaciones convincentes. Pablo De Blasis, por pasar la pelota a un compañero, por intentar poner orden donde no había y por la eficacia en el penal, resultó, sin brillos deslumbrantes, el hombre más valioso.

 

Con escasa presión en el mediocampo, el Lobo sufrió todo el primer capítulo en cada retroceso

 

Nadie más consiguió trepar hasta esa estatura terrenal. Por las bandas, por el eje central, por arriba y por abajo el equipo de Méndez perdió la compostura que tanto entusiasmó antes del receso por la Copa América.

Norberto Briasco; el refuerzo más jerarquizado que llegó desde Boca, y David Zalazar, uno querecaló en Abasto sin pergaminos que entusiasmaran, salieron del campo unidos por los mismos reproches. No hicieron ni una jugada bien.

mal comienzo y un penal que aplacó el tono de las quejas

Gimnasia se fue al descanso empatando, aunque lo sintió como una victoria porque sus primeros veinte minutos fueron desconcertantes. Sin recuperación ni presión acertada en el medio, la defensa la pasó feo. Si Unión hubiera estado fino y cerebral en las situaciones que tuvo, el escenario hubiese sido muy complicado para el equipo de Méndez.

El Tatengue, más rápido en los anticipos y eficaz en el juego asociado, dejó al desnudo una versión nada seductora de los triperos.

El momento de la ejecución del penal (bien sancionado a instancias de la revisión de Espinoza en el monitor del VAR) fue de bastante tensión por lo ocurrido ante Boca en Rosario. Pero fue De Blasis y resolvió la cuestión haciendo todo al revés de lo que se pensaba que podía realizar. Tocó suave, engañando al arquero y desató el feroz desahogo de una hinchada que todavía está golpeada por lo sucedido en Copa Argentina.

EL FIN DE TEMPORADA OBLIGARÁ A UNA PROFUNDA RENOVACIÓN

A Gimnasia se le viene encima un fin de temporada que obligará a tomar decisiones fuertes. La merma de rendimiento alcanza a todos y los “intocables” empezaron a escuchar críticas muy ácidas. Las malas ejecuciones en los tiros desde el punto del penal la semana pasada todavía están frescos en el recuerdo de los hinchas. Y, para colmo, llegó esta caída envuelta en un paquete odioso.

Unión también le ganó corriendo más y eso lastima con crueldad.

 

Gimnasia

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