Árboles: es clave entender su función en el ambiente
Edición Impresa | 6 de Octubre de 2024 | 07:14

El árbol urbano es fundamental en la lucha contra el cambio climático, proporcionando múltiples beneficios que van más allá de lo estético, como la salud pública. No todos los árboles tienen el mismo impacto: los grandes generan más beneficios que los pequeños. Tal como se desprende del artículo “La importancia del árbol urbano para mitigar los efectos del cambio climático”, firmado por el ingeniero agrónomo y arborista certificado, Carlos R. Anaya, en UNLP Investiga, la clave no es cuántos árboles tiene una ciudad, sino su calidad y la cobertura verde que proporcionan. La canopia, o cobertura de las copas, es crucial, pues genera sombra y absorbe contaminantes, regulando la temperatura y mejorando la calidad del aire. Un ejemplo es la diferencia entre calles con árboles como tipas y lagerstroemias, donde el impacto ambiental varía significativamente.
Es esencial que los árboles urbanos sean seguros y sostenibles, lo cual resalta la importancia de la arboricultura, una disciplina poco profesionalizada en Argentina. La falta de formación en esta área limita el potencial de aprovechar todos los beneficios que los árboles urbanos pueden ofrecer. Un principio clave en la arboricultura es plantar el árbol adecuado en el lugar adecuado, considerando las condiciones del suelo y el clima, lo cual también incluye prácticas que mejoran el drenaje y controlan plagas.
La biodiversidad es otro factor relevante al seleccionar las especies para los entornos urbanos. Aunque las ciudades suelen tener diversas especies, algunas pocas suelen dominar el paisaje, lo que puede ser problemático ante el cambio climático y otras amenazas. La regla 10-20-30 es un enfoque aceptado para promover la diversidad, recomendando no plantar más del 10% de una especie, 20% de un género y 30% de una familia, lo que mejora la resistencia del bosque urbano frente a plagas y enfermedades.
La discusión sobre la conveniencia de plantar especies exóticas o nativas sigue en pie, pero lo más importante es que el árbol cumpla su función en el ambiente en el que se planta. Por ejemplo, en áreas industriales sería recomendable plantar árboles cuyas hojas retengan partículas contaminantes, beneficiando así la salud pública. Independientemente de su origen, lo crucial es que cumplan con la función de mitigar problemas ambientales en cada zona específica.
Otro aspecto clave en el manejo de árboles urbanos es la poda. La poda de aclareo, tradicionalmente recomendada para permitir mayor entrada de luz y reducir la resistencia al viento, ha demostrado no ser tan beneficiosa como se creía. De hecho, puede debilitar la estructura del árbol, haciéndolo más susceptible a romperse o caer. Las ramas internas cumplen una función importante, disipando la energía del viento y ayudando a los árboles a mantenerse estables. También juegan un papel crucial en la fotosíntesis durante las altas temperaturas, cuando las ramas exteriores cierran sus estomas para evitar la pérdida de agua. Por ello, la poda sanitaria debería reconsiderarse, salvo en casos de riesgo evidente, ya que estas ramas también son hábitat de diversas formas de vida que contribuyen a la biodiversidad urbana.
En resumen, los árboles urbanos requieren un manejo adecuado para maximizar sus beneficios ambientales, sociales y de salud.
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