La clave es acelerar el Acta de Mayo
Edición Impresa | 1 de Diciembre de 2024 | 02:58

Jorge Colina
El dólar paralelo bajó hasta $1.120 y está a nada del dólar oficial ($1.040). Si uno ajustara por inflación este dólar a octubre de 2023, cuando el anterior Gobierno luchaba denodadamente por ganarle las elecciones al libertario, su valor hoy debería ser de $2.850. Lo que pasó es que la inflación fue, entre octubre 2023 y noviembre 2024, de 200% mientras que el dólar paralelo subió apenas 20%.
Por eso el dólar paralelo hoy equivale a 40% del valor real que tenía en octubre de 2023. Por eso también la clase media que no llega a fin de mes, que el año pasado sacaba algunos dólares de debajo del colchón para llegar a fin de mes, hoy tiene que sacar bastantes más dólares porque ya ni los dólares alcanzan para llegar a fin de mes.
El dólar está barato.
¿Qué pasó?
Varias cosas. La principal es el aumento de la confianza. El Gobierno hizo el blanqueo donde la condición era bancarizar los dólares del colchón gratis hasta U$S100.000 y con un impuesto especial de 5% por encima de U$S100.000. El resultado fue que los depósitos en dólares en los bancos argentinos aumentaron U$S22.000 millones. Esto hizo que la gente y las empresas demanden menos dólares del mercado paralelo, debilitando su precio.
La férrea voluntad fiscalista y de ordenamiento monetario más el Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI) del Gobierno hacen prever que puede haber un boom de inversiones en sectores de recursos naturales donde la Argentina tiene potencialidad competitiva: energía y minería.
A esto se suma la industria del conocimiento que en Argentina ha mostrado también tener alta potencialidad y mucha de ella eslabonada con la energía y la minería. Se suma el sector competitivo por tradición que es el agro.
Todo esto hace pensar que, si todo sale bien, en los próximos años Argentina va a recibir una bocanada de dólares gracias a las inversiones extranjeras (o de locales que tienen la guita afuera) en el RIGI, a las exportaciones de los RIGI, a las menores importaciones que posibilitarán los RIGI, a las exportaciones que eventualmente blanqueará la industria del conocimiento y a la gran balanza comercial positiva que tradicionalmente deja el agro.
Abundancia de dólares, y el tipo de cambio real por el piso por un tiempo largo.
Preocupación
La Unión Industrial Argentina (UIA) y las cámaras de pymes industriales urbanas de todo el país están muy preocupadas. Competir con importaciones y/o exportar con un tipo de cambio de $1.000 es muy complicado. Para tener una idea de lo complicado de la situación para la industria, el tipo de cambio real multilateral que mide el Banco Central, ya está sólo un 7% por encima del promedio 1997 - 2001. O sea, en la puerta del “infierno” del atraso cambiario.
Como agravante, se suma la política comercial del Gobierno con su vocación de avanzar en la apertura de la economía. El impuesto PAIS -que hoy es un importante sobrecosto que tienen las importaciones- desaparece a fin de año. El Gobierno quiere eliminar barreras paraarancelarias y bajar los aranceles. O sea, la industria está en la puerta, con pase seguro al infierno de la competencia sin competitividad.
¿Seguro que viene el infierno para la industria?
Si todo sale bien, la enfermedad argentina será la “enfermedad holandesa”. Esta es una enfermedad que se dio en Holanda (hoy Países Bajos) por una fuerte apreciación cambiaria del florín holandés, en la década de 1960, cuando se descubrió una gran reserva de hidrocarburos en el Mar del Norte que amenazó con la desindustrialización del país por atraso cambiario. No es grave y tiene remedio.
El remedio no es la devaluación del dólar sino la receta que el presidente Milei ofreció a los argentinos en el Acta de Mayo. Allí se plantea una reforma tributaria y laboral para mejorar la competitividad de las empresas a fin de que puedan competir internacionalmente. Se trata entonces de aplicar la receta.
En el tema tributario, hay que absorber los impuestos a los Ingresos Brutos provinciales y las tasas de industria y comercio municipales con el IVA nacional para tener un único impuesto a las ventas que se aplicará al valor agregado. Esto implica que no tiene que haber más coparticipación federal de impuestos y al IVA unificado distribuirlo entre las provincias con el criterio que hoy se distribuye Ingresos Brutos.
Esto es:
- 100% en la provincia que generó en el impuesto en las ventas intra-provinciales.
- 50% para el destino y 50% para el origen las ventas inter-provinciales.
- Para las provincias del norte, hoy sobrebeneficiadas por la coparticipación federal de impuestos, crear un fondo de convergencia al desarrollo para compensarles lo que pierdan por la eliminación de la coparticipación.
Este es un esquema tributario que incentiva la competitividad. Porque los gobernadores e intendentes tendrán que financiarse con los impuestos que se generen por las ventas de sus territorios. Por lo tanto, si quieren recaudar más, tienen que brindarles a los sectores productivos locales infraestructura pública de calidad para que las empresas puedan ser más competitivas.
Por el lado laboral, hasta ahora la reforma del Gobierno eliminó la multiplicación de la indemnización por despido y da la opción de crear un fondo de cese. Ahora hay que avanzar en la descentralización de la negociación colectiva a nivel de empresas. Esto seguro que mejora mucho más la competitividad en los sectores con mano de obra intensiva.
Son reformas de diseños simples. De instrumentación posiblemente más compleja. Pero no son imposibles. Son tablas de salvación para la competitividad sin devaluación.
La década del ‘90 enseña que un tipo de cambio bajo exige una economía muy eficiente. Las décadas del 2000 y 2010 enseñan que la devaluación no es la solución sino el empobrecimiento de la población para compensar las ineficiencias.
Para no repetir errores urge implementar el Acta de Mayo.
El Gobierno quiere eliminar barreras paraarancelarias y bajar los aranceles
El dólar paralelo hoy equivale a 40 por ciento del valor real que tenía en octubre de 2023
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