Impunidad total: feroz golpe en banda a la vista de todos en La Plata

A plena luz del día, cinco delincuentes armados ingresaron en una propiedad de 532 entre 4 y 4 bis, donde golpearon a sus dueños. Afuera, dos cómplices mantenían a raya a un grupo de testigos. Huyeron con dinero

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No debe existir en La Plata una arteria más transitada que la avenida 32. De ambos lados. Mucho más a las 11 de la mañana. Pero en nuestra ciudad, cuna de varias modalidades delictivas, todo es posible. Incluso hasta cuando hay testigos en la escena.

Pasó en la localidad de Tolosa, en la cuadra entre 4 y 4 bis, donde cinco delincuentes armados aprovecharon que una puerta estaba abierta para ganar el interior de una propiedad.

En la vereda de enfrente, sobre la inmensa rambla, un grupo de operarios municipales, los que se dedica al corte de pasto, esperaba que un camión los levantara para seguir su labor en otro lado.

Sin embargo, los trabajadores de la Comuna no se pudieron mover, porque otros dos ladrones, cómplices de los anteriores, se encargaron de tenerlos a raya mediante amenazas a punta de pistola.

Hay que imaginar el cuadro, de total impunidad, porque si hiciera falta algo a lo dantesco del caso, es que había gente en el lugar, que iba y venía, con sus habituales rutinas deportivas.

De acuerdo a lo que pudo saber este diario, el dueño de la finca, un abogado retirado de 89 años, acababa de lavar la vereda y, estaba en la tarea de recoger la manguera, cuando se topó con un ladrón, que fue el que actuó como “punta de lanza”.

La avanzada ya era imparable, pese a la firme oposición del jubilado, que terminó bastante maltrecho en uno de sus brazos y tuvo que ser llevado al hospital Español para distintos estudios.

“Mi papá está indignado. Dolorido, pero más que nada enojado por lo que pasó. No se puede creer”, contó su hija en diálogo con este diario.

Adentro, donde permanecieron por espacio de casi una hora, rompieron absolutamente todo. Cuadros, taparrollos, muebles y hasta el cielorraso. Buscaban dólares, pero no los encontraron. No había.

“Destrozaron la casa. Hasta la cama de mis padres”, explicó la mujer, indignada. “Sospechamos que llegaron con un dato equivocado. Porque eran siete tipos armados. No habían vendido nada, ni tenían nada del otro mundo”, explicó.

Su mamá , de 83 años, también sufrió maltrato físico. Sin duda, los asaltantes se mostraron despojados de todo tipo de códigos y también de sensibilidad, ya que nada les importó.

Eran delincuentes de entre 20 y 30 años, que se terminaron llevando dinero en efectivo, ropa, zapatos, perfumes, una computadora y hasta un arma de fuego.

En medio de toda la furia, la hija de los jubilados rescató al menos la respuesta policial. “Hay que reconocerlo. Desde que se llamó al 911, llegaron en un minuto y medio”.

De todas formas, de los autores del salvaje asalto ya no quedaban rastros. Por eso ahora intentan identificarlo a través del relevamiento de las cámaras de seguridad del barrio.

 

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