Un año de motosierra con el equilibro fiscal como gran caballito de batalla

La desaceleración de la inflación y la apertura comercial son la obsesión de un Gobierno que “va por todo” para tener las cuentas en orden, pero que todavía puede mostrar solo algunos logros en la economía real

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Esteban Pérez Fernández

eperezfernandez@eldia.com

El gobierno de Javier Milei celebró su primer año en el poder en medio de un panorama económico fragmentado. Con una fuerte agenda de reformas estructurales que incluyen austeridad fiscal, desregulación y apertura comercial, el presidente libertario ha logrado algunos avances clave en el plano macroeconómico, pero la economía real sigue enfrentando serias dificultades.

Entre los principales logros y desafíos que marcaron su primer año en el gobierno, con un enfoque en la baja de la inflación, el estancamiento económico y la situación de los sectores más vulnerables.

Una de las principales prioridades de Milei al asumir el cargo fue reducir la inflación, que alcanzó niveles superiores al 200% en 2023 (211,4% según el Indec). En este sentido, el gobierno ha logrado avances significativos, según señala un informe de la consultora Qualy, en el que remarca que la inflación ha disminuido considerablemente en 2024, pasando del 211% anual registrado en 2023 al 112% en los primeros 11 meses de 2024. Esta desaceleración es vista como un logro clave para el gobierno, que ha implementado políticas monetarias restrictivas, como la reducción del gasto público y la optimización de la emisión monetaria.

El superávit fiscal también es destacado como uno de los grandes logros de la gestión. El ordenamiento de la deuda pública de corto plazo, la mejora de la balanza comercial y la reducción del gasto estatal, en particular en subsidios, han permitido al gobierno equilibrar las cuentas fiscales, aunque a costa de un enfriamiento de la economía real.

A pesar de estos avances a nivel macroeconómico, la economía real se enfrenta a varios desafíos. En términos de actividad económica, el Producto Bruto Interno (PBI) cayó un 2,1% en comparación con 2023, a pesar de un repunte del 3,9% en el tercer trimestre de 2024, que puso fin a una recesión que comenzó a fines de 2023. Este repunte se explicó, en parte, por una mejora del consumo y la inversión de capital, que habían caído drásticamente a principios de año. A pesar de este alivio, la caída del PBI y la retracción en la producción industrial siguen siendo preocupantes.

Además, la caída del salario real, las jubilaciones, el empleo y el consumo han afectado a los sectores más vulnerables. La pobreza se disparó, alcanzando un 53% en el primer semestre de 2024, un aumento de 11 puntos respecto al año anterior. En gran medida, esto es el resultado de la política de ajuste fiscal implementada por el gobierno, que ha reducido el gasto público en áreas clave como programas sociales, salarios y subsidios a la energía. Estos recortes han sido funcionales para la estabilización macroeconómica, pero han generado un costo social considerable, revela Qualy.

Uno de los grandes dilemas de la economía argentina bajo la administración Milei ha sido la gestión del tipo de cambio y las reservas de divisas. El modelo económico del presidente libertario sigue siendo dependiente del control de la moneda extranjera. La falta de dólares genuinos, en parte debido a una reducción en la producción y exportación de commodities, ha dificultado la posibilidad de liberar el mercado cambiario y liberalizar el acceso a divisas.

A pesar de la mejora en la cotización de los bonos y la caída de la prima de riesgo país, el mercado cambiario sigue siendo una fuente de incertidumbre. La brecha cambiaria, que llegó a ser superior al 100% en los primeros meses de 2024, se ha reducido, pero la situación sigue siendo precaria, lo que sigue generando desconfianza en los inversores extranjeros.

En cuanto a las perspectivas de crecimiento, un informe de la BBC destaca que la expansión de la economía argentina en el tercer trimestre de 2024 fue impulsada principalmente por las exportaciones agrícolas y mineras, sectores que han mantenido su crecimiento a pesar de las dificultades internas. Sin embargo, los sectores manufacturero y de la construcción siguen muy deprimidos, y la falta de inversión pública y privada preocupa a los analistas.

El gobierno ha apostado por el RIGI (Reglamento de Inversiones para el Crecimiento Internacional), que apunta a atraer inversiones para el sector de exportaciones. No obstante, los efectos de esta medida no serán inmediatos, y los analistas sugieren que es probable que los impactos positivos se materialicen recién en 2025, cuando se prevé un crecimiento moderado del 5,2%. Sin embargo, este repunte no será suficiente para revertir los efectos negativos de la crisis, que ha dejado a la economía argentina en niveles de PIB per cápita similares a los de 2021, cuando el país aún sufría los efectos de la pandemia.

Mirando hacia el futuro, Milei enfrenta desafíos considerables. La baja inflación y el superávit fiscal son logros importantes, pero no son suficientes para garantizar una recuperación sostenida si no se logra un crecimiento duradero que beneficie a todos los sectores de la economía. La reducción de la inversión pública, las políticas de ajuste fiscal y la falta de un mercado interno dinámico limitan el potencial de crecimiento económico.

El gobierno de Milei también deberá enfrentar los retos sociales derivados de la creciente pobreza y desigualdad. La falta de confianza en el gobierno y la protesta social podrían erosionar la base de apoyo del presidente libertario, especialmente en un año electoral clave, con las elecciones de medio término en las que el Gobierno se juega una importante parada ante la debilidad parlamentaria con la que asumió y gestionó hasta ahora.

El primer año de gobierno de Javier Milei ha sido un período de importantes avances macroeconómicos, especialmente en la lucha contra la inflación y la estabilización fiscal, pero también de profundos cambios sociales y económicos. La economía argentina sigue siendo vulnerable a las tensiones externas y a los efectos de políticas internas que, si bien han logrado la estabilización fiscal, han generado una caída significativa en la actividad económica y el bienestar de los ciudadanos. Los próximos meses serán cruciales para determinar si el gobierno libertario puede sostener su agenda de reformas y revertir la caída de la actividad, o si la economía real seguirá enfrentando serias dificultades.

A pesar de los avances macroeconómicos, el camino por recorrer sigue siendo incierto. La creciente brecha social, junto con la alta inflación que afecta a los sectores más vulnerables, podría poner en riesgo el respaldo político de Milei. La implementación de medidas como la desregulación de mercados, la apertura comercial y los recortes en el gasto público, aunque efectivas para contener la inflación y equilibrar las cuentas fiscales, han generado una presión sobre el poder, señalan los informes.

Además, la escasa recuperación de la actividad industrial y la falta de inversión en infraestructura pública y privada limitan el potencial de crecimiento a largo plazo. En este contexto, las expectativas de los analistas son mixtas. Aunque se proyecta un crecimiento moderado para 2025, la recuperación será fragmentada, con sectores privilegiados por la política de exportaciones, pero con dificultades para reactivar áreas clave de la economía interna.

 

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