El tango y la respiración, claves para envejecer sanos

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En un rincón iluminado por luces suaves y el eco lejano de un bandoneón, una pareja de ancianos se desliza con calma sobre el parquet. No están en un escenario, ni buscan impresionar a nadie; simplemente bailan. Lo que parece una escena cotidiana es, en realidad, una poderosa metáfora de la ciencia detrás de la longevidad y el bienestar. Bailar, especialmente de forma suave y constante, ha demostrado ser una de las prácticas más beneficiosas para extender la vida y, sobre todo, mejorar su calidad.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se recomienda realizar al menos 150 minutos semanales de actividad física moderada, como el baile suave, o 75 minutos de actividad intensa para obtener beneficios cardiovasculares y metabólicos significativos. El baile pausado no solo mejora la salud del corazón, sino que también fortalece los músculos, aumenta la densidad ósea y reduce el riesgo de caídas en adultos mayores.

Por otro lado, la respiración juega un rol esencial en este equilibrio. Especialistas en salud recomiendan la práctica de la respiración diafragmática profunda, que consiste en inhalar lenta y profundamente por la nariz, permitiendo que el abdomen se expanda, y exhalar suavemente por la boca. Esta técnica favorece una mayor oxigenación del cuerpo, reduce los niveles de cortisol y ayuda a controlar el estrés y la ansiedad.

El baile y la respiración son, en esencia, un diálogo entre el cuerpo y el alma. Mientras los movimientos coordinados permiten que la sangre fluya mejor y los músculos trabajen de manera armónica, la respiración profunda sincronizada con esos movimientos ayuda a oxigenar el cerebro y a disminuir los niveles de cortisol, la hormona del estrés. Es decir, bailar suavemente no es solo un ejercicio físico, sino también un acto meditativo.

En Argentina, el tango y otras danzas tradicionales han sido siempre más que un entretenimiento; han funcionado como un refugio emocional y físico. No es casualidad que muchas personas mayores encuentren en las milongas no solo una forma de socializar, sino también una herramienta para mantenerse activos y mentalmente alerta.

 

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