Historias de amor en el cementerio
Edición Impresa | 15 de Febrero de 2024 | 02:54

Para el magnate cubano del azúcar, Juan Pedro Baró, nada sería demasiado lujoso para depositar los restos de la gran pasión de su vida, Catalina Lasa, fallecida en 1930. Como la leyenda de esta pareja, el Cementerio de Colón en La Habana atesora conmovedoras historias de amor.
“En el cementerio hay muchas historias de amor”, declara el cantautor Mario Darias, de 66 años, apasionado de las anécdotas de la necrópolis habanera, fundada en 1876 y que ocupa unas 50 hectáreas en el corazón de la ciudad.
Héroes de la independencia, escritores, músicos, pintores y médicos ilustres están enterrados en este cementerio, cuya riqueza arquitectónica y escultural lo convierten en uno de los más famosos del mundo.
Allí hay amores secretos, prohibidos o frustrados que lograron superar toda oposición. El poder de este sentimiento es celebrado incluso en la muerte y sacralizado con el paso del tiempo, mezclando realidad y ficción.
Es el caso de Margarita Pacheco (1920-1959) y Modesto Canto (1890-1977), cuya fosa fue bautizada como la “tumba del amor”. Él era profesor, ella su alumna, y los separaban 30 años.
“Mucha gente se opuso a esta relación. Todo el mundo pensaba que iba a ser viuda muy pronto, pero fue ella la que murió primero”, cuenta Darias, autor de varios libros sobre la historia del cementerio.
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