Es clave que cada alumno cuente con la indumentaria y los útiles escolares

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El sistema educativo argentino, atravesado por una serie de problemas estructurales que lo condicionan negativamente, enfrenta ahora el obstáculo que significa el aumento de un 450 por ciento en el costo de la indumentaria y los útiles escolares, tal como surge de un relevamiento realizado por la Defensoría del Pueblo bonaerense.

El trabajo determinó que cada familia, para armar este año una canasta escolar con 35 artículos, entre los que se encuentran esos dos rubros, debe absorber tal incremento promedio en los costos. El organismo provincial tomó como referencia los precios de febrero y los comparó con el mismo mes del año pasado, y registró que los rubros que más aumentaron fueron los de útiles escolares (502 por ciento), zapatillas deportivas escolares (438 por ciento) e indumentaria escolar (380 por ciento).

Al mismo tiempo y por vía separada, se conoció una medida del Gobierno nacional, consistente en aplicar un alza del 311 por ciento en la ayuda escolar que, de este modo, pasó de 16 mil a 70 mil pesos. Se habla de fondos que alcanzan a chicos que cursan desde el jardín de infantes hasta el nivel secundario y que llegaría a unos siete millones trescientos mil escolares.

Cabe señalar que una de las conquistas más trascendentes de la llamada escuela pública, que se puso en marcha hace un siglo y medio en nuestro país, consolidada luego por principios vanguardistas, consistió en instaurar en las aulas la igualdad de oportunidades para todos los alumnos. El guardapolvo blanco, igualador, representó ese avance.

La excelencia lograda entonces, lamentablemente, se degradó hasta el punto de llegar a un verdadero quebranto del sistema educativo, acosado por carencias propias y por las que, en forma gradual y sostenida, vino exhibiendo en un medio social cada vez más pauperizado.

Más allá de que abundan ahora demandas sociales que merecen respuestas, debe reclamarse, por la enorme trascendencia que pueden tener, tanto medidas del Estado como las que pueden impulsarse -y de hecho así ocurre- desde la sociedad. Existen en los nuestra ciudad en los últimos años, afortunadamente, varias iniciativas solidarias destinadas a ofrecer ayuda a los escolares cuyas familias sean de escasos recursos.

Más allá de que le corresponda a las autoridades educativas garantizar, para todos los alumnos, el principio de igualdad de oportunidades, estas campañas deben ser valoradas y merecen respaldo. Quienes respondan a ellas no sólo cumplirán frente a un pedido de ayuda de índole material, sino que se acercarán espiritualmente al universo de tantos niños que necesitan contención y un básico apoyo material, que prevea incluso la provisión de artículos informáticos.

Sólo así, cada uno de ellos rodeado de libros y útiles escolares, enriquecidos por la enseñanza de una docencia consciente de la trascendencia de su aporte, podrán permitirle a la sociedad una mirada mucho más esperanzada sobre el mejor futuro que merecen ellos y el país.

 

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