Tras una salida, hallaron su casa desvalijada y al hijo durmiendo
Edición Impresa | 29 de Febrero de 2024 | 03:37

Éramos pocos y parió la delincuencia. Mientras los escruches continúan en pleno auge, afectando a vecinos de todos los puntos cardinales de la Región ,y los ataques callejeros de motochorros se mantienen in crescendo al igual que las entraderas (ver aparte), una nueva modalidad ha comenzado a cobrar una cuota de importancia en el mundillo del hampa.
Se trata de los asaltos cometidos en “modo ghost”, como han dado en llamar en la jerga callejera a los robos cometidos en presencia de los propietarios pero sin que las víctimas lo perciban.
Si bien el término “ghost” viene siendo muy utilizado para referirse al comportamiento que consiste en dejar de contactar a una persona sin una explicación previa, en la jerga delictiva se han encargado de darle otra connotación.
El término “ghost” significa “fantasma” en español y por eso los ladrones lo han aprovechado para hacer referencia al “arte” de robar sin ser descubiertos.
Si bien en la mayoría de casos los delincuentes prefieren despertar a las víctimas para hacerles sentir el rigor de su presencia y, obtener con mayor facilidad datos clave de sus posesiones, en estos casos los sujetos actúan con tal nivel de sigilo y astucia, que los damnificados toman dimensión de la visita mucho después de que han sido despojados de sus bienes.
Esto fue lo que le sucedió a una familia cuya finca se encuentra ubicada en 508 entre 5 y 6, Villa Castells. Los dueños de casa recién se dieron cuenta de que les habían desvalijado la casa cuando arribaron a su casa luego de disfrutar de una salida nocturna.
En el interior de la morada se hallaba su hijo adolescente, quien había decidido no participar de la salida gastronómica planificada, ya que se encontraba exhausto y debía recuperar fuerzas para cumplir con sus compromisos, al día siguiente.
Tan cansado estaría el joven que, entre las 21 horas y la 1 de la madrugada de ayer ingresaron a su domicilio y dieron vuelta la casa sin que él lo percibiera.
Naturalmente, apenas arribaron a la casa, los padres de este muchacho vivieron minutos de profunda angustia. Con lo primero que se toparon fue con un portón abierto de par en par. No había dudas de que habían vulnerado la seguridad de su domicilio.
En ese marco, lo primero que hicieron estos padres desesperados fue acudir al dormitorio de su hijo. Grande fue la sorpresa de estos vecinos cuando lo encontraron en su cama descansando.
Sin duda aquella imagen con la que se encontraron al abrir la puerta de la habitación les trajo mucho alivio.
Pero, luego de haber podido exorcizar de sus mentes todos los miedos que los invadieron por unos 2 minutos, se abocaron a analizar la realidad y sin dudas, la amargura los embargó.
En medio del desorden mayúsculo con el que se encontraron pudieron detectar varios faltantes. Entre ellos, una tablet marca Apple y una moto marca Yamaha.
En pleno inventario, los padres pudieron deducir un escalofriante dato. El hecho de que faltara el teléfono celular del menor es prueba cabal de que los sujetos recorrieron toda la casa a sus anchas.
Otro indicio clave que pudieron detectar con el análisis que hicieron fue que escaparon por el fondo ya que, en un recorrido por la propiedad para intentar entender cómo habían logrado penetrar en ella se toparon con el cargador de otro de los teléfonos, que se llevaron.
Horas después, otra familia de la Región terminó pasando por el mismo doloroso trance de despertar y darse cuenta de que además del despojo de varios materiales, por varios minutos permanecieron indefensos y a merced de sujetos inescrupulosos.
Los intrusos, según trascendió, ingresaron al domicilio ubicado en 163 entre 64 y 65, en horas de la madrugada y, pese a que las víctimas se hallaban allí, ni se enteraron.
Entregados a un sueño profundo, la dueña de casa recién se percató de que un grupo de criminales había invadido su casa a eso de las 8 de la mañana.
Siguiendo la rutina, alrededor de las 7 se levantó y, luego de darse una ducha, compartió el desayuno con su marido. No lo disfrutó ya que el hecho de no haber podido hallar el termo la había disgustado.
No podía entender cómo había desaparecido. Estaba segura de que lo había sacado del auto, pero con el correr de los minutos empezó a dudar. Así que dejó pasar el asunto y continuó con su lista de tareas.
Luego de abrirle el portón para que sacara el auto, despidió a su pareja, quien terminó regresando al cabo de unos minutos cuando su mujer lo llamó para contarle que les habían robado el sillón y tres sillas.
Al principio parecía algo inverosímil. Como un truco de magia. Pero ambos se convencieron cuando al fijar sus miradas en el piso descubrieron otro faltante. De la mateada que habían compartido el día anterior, solo había quedado el mate.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE