Cerrar el comedor pero no las puertas de casa

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Durante diez años María gestionó el comedor “Todos por una sonrisa” en su casa de Altos de San Lorenzo, pero la falta de recursos provocó su cierre. “Se nos hizo imposible sostenerlo, no recibimos ningún tipo de ayuda estatal y con las donaciones no alcanza”, relató María.

“En todos los años que llevo frente al comedor nunca viví una situación así”, señaló y explicó: “Todo el día hay gente golpeando la puerta para pedir algo. Llega un límite que ya no querés abrirles porque no sabes qué hacer, no sabes que darle y ahí empieza la desesperación porque son personas que te piden lo básico”.

Al no poder ofrecerles un plato de comida, junto a sus voluntarios comenzaron a cocinar pan. En un primer momento hacían unos 40 kilos por semana, pero ahora tuvieron que bajar a 10. “Lo único que queremos es mantener el espacio para poder darle a los chicos algunos útiles, carpetas. Solo queremos ayudar a los chicos”, sintetizó.

 

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