El “modo ghost” sin freno: ahora en una veterinaria
Edición Impresa | 2 de Marzo de 2024 | 05:11

Por estas horas, el desconcierto y el temor imperan en un comercio de Ringuelet, luego de que un número desconocido de delincuentes ingresara al local para apoderarse tanto de productos como de las pertenencias del especialista en medicina animal que se encontraba de guardia.
Se trató de un nuevo caso en “modo ghost”. Los intrusos, según trascendió, ingresaron al negocio ubicado en 141 y 520 con la oscuridad como aliada.
Aprovechando que la víctima se encontraba inmersa en un sueño profundo, los ladrones hicieron un reconocimiento del terreno y una vez que comprobaron de que el sujeto se hallaba sólo se lanzaron al ataque.
Demostrando ser poseedores de un talento especial para el equilibrismo, los sujetos avanzaron a paso firme pero delicado cargando todo cuanto pudieran en sus mochilas.
Luego de ver que todo iba viento en popa los sujetos se envalentonaron y subieron la apuesta. Arriesgando el éxito de la maniobra delictiva, uno de los sujetos se acercó hasta el profesional y le sacó la mochila.
El veterinario recién se percató de que un grupo de criminales había invadido este lugar cuando despertó y notó el desorden y los faltantes.
Este nuevo episodio de inseguridad vino a confirmar que esta modalidad vino para quedarse.
El “modo fantasma”, como han bautizado en el dialecto urbano, se refiere a los golpes cometidos en presencia de los dueños, pero sin que ellos lo perciban.
Si bien en la mayoría de casos los ladrones prefieren despertar a las víctimas para hacerles sentir el rigor de su presencia y obtener con mayor facilidad datos clave de sus posesiones, en estos casos los sujetos actúan con tal nivel de sigilo y astucia, que los damnificados toman dimensión de la visita mucho después de que han sido despojados de sus bienes.
Pese a que desde hace años se viene dando esta situación, es llamativa la cantidad de hechos de este tipo que han ocurrido en los últimos días.
El 10 de febrero, un grupo de al menos tres delincuentes perpetró ayer por la madrugada un audaz golpe en una vivienda ubicada en 429 entre 23 y 24, Villa Elisa.
Se llevaron un dron, una pava eléctrica, una sandwichera eléctrica, y una riñonera que contenía plata, documentos y tarjetas.
Quince días después, una arquitecta descubrió que le habían robado cuando se despertó de la siesta y notó que su TV marca Philips de color negro no estaba en su lugar.
El faltante le causó una fuerte angustia y en ese marco decidió ocultarse en el baño, creyendo que aún existía la posibilidad de que los sujetos se encontraran en su domicilio.
Permaneció allí hasta que llegó la policía. Además de la TV se llevaron un parlante, una billetera con documentación, dinero y varias tarjetas de crédito.
Dos días después, una familia cuya finca se encuentra ubicada en 508 entre 5 y 6, Villa Castells terminó corriendo la misma suerte.
Los damnificados recién se dieron cuenta de que les habían desvalijado la casa cuando arribaron a su casa luego de disfrutar de una salida nocturna.
En el interior de la morada se hallaba su hijo adolescente, quien había decidido quedarse para dormir. Una tablet marca Apple y una moto marca Yamaha fue lo que se llevaron.
Horas después intrusos ingresaron a una casa ubicada en 163 entre 64 y 65, en horas de la madrugada y, pese a que las víctimas se hallaban allí, los hampones se llevaron un sillón, tres sillas y un termo.
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