“Relleno de chorros”, una casa de empanadas no zafó de un asalto

Ocurrió en 72 entre 21 y 22. El ladrón hizo un encargo, pero era solo una pantalla para tapar un robo. Se llevó la plata de la recaudación

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El grado de impunidad con el que se desenvuelven los delincuentes es tan notorio, que ya les da lo mismo cometer un atraco a plena luz del día como de noche. Contrariamente a lo que sucedía en otras épocas, cuando muchos ladrones se amparaban en las sombras de la oscuridad para pensar en una incursión y así disminuir los riesgos de ser descubiertos por vecinos o la propia Policía.

Ahora, les da lo mismo. Por eso quienes eligen el camino del delito, ni la presencia de eventuales testigos, ni de cámaras de seguridad o una alarma, pueden ser escollos que les perturben o los hagan disuadir de sus planes.

”QUEDATE TRANQUILO Y DAME TODO”

Eso fue lo que pasó caso, por ejemplo, en una sucursal de la cadena “Tienda de Empanadas, que está situada en el barrio Altos de San Lorenzo.

De acuerdo a lo que se denunció en la comisaría octava, en el local de 72 entre 21 y 22, “eran alrededor de las 15.45 de ayer cuando un hombre y una mujer salieron del negocio tras comprar tres empanadas”.

Una fuente policial vinculada a la investigación, mencionó que “inmediatamente después” entró un sujeto, que también se presentó como un cliente.

A tal punto, que cuando el empleado le consultó qué necesitaba “le respondió que quería llevar dos docenas de empanadas y dos gaseosas”.

Entonces, el vendedor le hizo saber el monto que debía abonar por esa compra y le preguntó qué sabores quería.

Sin embargo, el ladrón comprendió que ya era momento de “blanquear” el real motivo que lo había llevado hasta el lugar. Y no se demoró en hacerlo.

“Hijo de puta, quedate tranquilo y dame todo”, fue la frase hiriente e intimidatoria a la que recurrió el delincuente para infundirle miedo a su víctima.

Para colmo, en base a los comentarios del mismo detective, “para hacerle saber que la cosa iba en serio, el asaltante hasta tiró del martillo del arma”.

Al ver al ladrón dispuesto a cualquier cosa con tal de lograr su propósito y, siendo además apuntado con el revólver, el vendedor comprendió que no tenía margen para ninguna otra cosa que no fuera acceder a la tenebrosa orden.

Así, “el muchacho le entregó los 177.000 pesos que había en la caja registradora”, precisó después el oficial de Policía.

Seguramente conforme con la suma de dinero obtenida, el solitario delincuente decidió entonces apurar la fuga, antes que alguna contingencia inesperada pusiera en peligro lo que había conseguido.

“ANDATE PARA ATRÁS Y NO MIRES”

Hasta el último instante de su presencia en ese comercio, el ladrón se preocupó de mantener atemorizado al vendedor.

Ello explica que, siempre en base a lo informado por el investigador policial, antes de emprender la fuga con dicha cantidad de dinero, le advirtiera: “Andate para atrás y no mires”.

Asustado, el joven no dudó en hacerle caso, mientras el delincuente no dejaba de prestarle atención.

No trascendió si alguien observó si el autor del atraco huyó en algún vehículo o se alejó de la zona caminando o corriendo.

Lo que sí se pudo saber es que el asaltante escapó antes de que, tras un llamado al 911, personal policial arribara a la escena.

Se indicó que, pese a los rastrillajes desplegados en la zona, no pudo ser localizado.

 

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