La importancia de digitalizar documentos de valiosa relevancia histórica

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Una noticia publicada ayer en este diario que ofreció precisiones sobre la digitalización de más de 30 mil planos históricos de La Plata, desde su fundación en 1882 hasta 1940 – convirtiéndose la nuestra en una de las ciudades que más aportó en esta tarea, ya que se logró digitalizar más de 110 mil planos de distintos distritos de la provincia de Buenos Aires- deja en claro la importancia que tiene la preservación de documentos que tengan relevancia histórica.

A grandes rasgos, debe decirse que merecen una debida y actualizada conservación muchos documentos públicos y privados que se encuentran guardados en archivos y bibliotecas.

Sin embargo, se conoce que, lamentablemente, miles de libros y colecciones de gran valor existentes en bibliotecas y otras dependencias públicas de nuestro país, cuando no resultan robados, deben ser retirados de los anaqueles luego de sufrir largos procesos de deterioro, sin que se intentara preservarlos aplicando procedimientos de selección, tratamientos y preservación eficaces.

Según se informó ahora, a partir de convenio celebrado en 2017 entre el Consejo Profesional de Agrimensura de la Provincia de Buenos Aires y el Registro de la Propiedad de bonaerense, en la tarea de digitalización provincial se logró garantizar la digitalización de 110 mil planos provinciales, alcanzándose así “un importantísimo avance en la conservación del patrimonio documental”.

“Lo destacable de este trabajo, además de la preservación de la información catastral, es que el escaneo y la digitalización facilita la consulta”, indicaron los autores del trabajo prácticamente artesanal que realizaron quienes llevaron a cabo la tarea, tanto en la coordinación como en la ejecución.

Se escanearon planos de más de 50 partidos de la provincia de Buenos Aires, entre los que se destacan La Plata, Olavarría, Tandil, Morón, Florencio Varela, Lomas de Zamora, Vicente López, San Isidro, Trenque Lauquen y Tres Arroyos entre otros.

En cuanto al deterioro que suelen sufrir los documentos públicos, apilados al azar durante años, se conoce que la mayoría de las veces no se pondera si allí sólo existen papeles para reciclar o documentos que con el tiempo cobrarán un valor trascendental.

En términos generales, puede decirse que la falta de criterios rectores deriva en que, muchas veces, contra lo que debería hacerse -conservar los papeles durante un determinado plazo y luego seleccionar cuáles deberían destruirse o cuáles pasar a los archivos históricos oficiales de Nación o de Provincia-, terminen por acumularse documentos en forma desmedida y cada vez resulte más difícil rescatar aquellos que tienen valor.

Tanto en esos casos genéricos como en los que la digitalización puede también aligerar buena parte de la documentación original que se conserva, lo cierto es que los archivos poseen, potencialmente, un enorme valor histórico. Por consiguiente, debieran alentarse todas las iniciativas que apunten a ese objetivo y que abren una instancia importante para plasmar distintos sistemas de identificación y preservación de todos aquellos patrimonios documentales que no deben perderse bajo ninguna excusa.

 

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