Camila Fabbri: "Es difícil mantener el entusiasmo en esta época, donde mires hay conflicto"

La escritura debuta como cineasta con "Clara se pierde en el bosque", película sobre una sobreviviente de Cromañón y su deseo de ser madre que se estrenó el jueves en el Gaumont y puede verse en Cine.Ar

Pedro Garay

Camila Fabbri fue a Cromañón el día antes de la tragedia: entonces tenía 15 años, y lo que ocurrió el día después, el 30 de diciembre de 2004, fue un punto de inflexión en su vida. Y “un hito desastroso para mi generación”.

Quizás como exorcismo, escribió su “novela de no ficción” “El día que apagaron la luz”. Ahora, vuelve a Cromañón, aunque para contar otras cosas: en “Clara se perdió en el bosque”, estrenada el jueves en el Cine Gaumont y que puede verse en Cine.Ar, gratis, Fabbri filma a una joven sobreviviente de la tragedia que 20 años más tarde se tensiona ante la posibilidad de ser mamá.

Escritora (ante todo, se define así; acaba de ser finalista del Premio Herralde con “La reina del baile”), dramaturga, actriz, Fabbri es ahora directora de cine por convocatoria, cuenta, del productor Diego Dubcovsky, que la llamó para adaptar “El día que apagaron la luz” al cine. Pero “no quería hacer una adaptación”, cuenta, en diálogo con EL DIA. Así, empezó a escribir “algo nuevo”, una ficción sobre “una chica de 30 y pico años, sobreviviente de Cromañón, con una adolescencia de recitales de música, con muchos amigos, una adolescencia porteña en los 2000”.

Se trata de un relato intimista, sutil, de Clara (encarnada por Camila Peralta), que se aleja de la ciudad en un viaje familiar hacia las afueras: allí, recibe un mensaje de Martina, su amiga de la infancia con quien estuvo en Cromañón la noche de la tragedia, que pone en primer plano la idea de la maternidad. A partir de este disparo de presente y realidad, mediante audios de Whatsapp, videos caseros y almuerzos familiares, se desata una revisión exhaustiva sobre su propia adolescencia y la de sus amigos en una ciudad devastada por la crisis y por una tragedia que dejó como enseñanza que, oír música en vivo y ser muy jóvenes, tampoco los haría inmortales.

La historia, que Fabbri cuenta intercalando algunas imágenes de archivo de Cromañón, llega a casi dos décadas de aquel hito que se llevó 194 vidas, y que marcó la vida de los jóvenes de aquella época, para los cuales las noches de rock, ahora revisadas, controladas, prohibidas incluso, pasaron a tener otro significado.

Pero, dice, no fue pensada para coincidir con los 20 años (que se cumplen en diciembre), sino que su estreno se da ahora “por el cauce natural; la terminamos el año pasado, la mostramos en San Sebastián y ahora estrenamos en Gaumont”.

Y además, insiste, no es solo una película sobre Cromañón: “Clara se pierde en el bosque” es una especie de coming of age sobre la amistad y la maternidad, el pasado y el futuro, una encrucijada en la que la protagonista se encuentra atrapada: “Su amiga con la que compartió todo ese pasado rolinga está por ser madre: uno siempre se espeja con los amigos íntimos”, explica la directora. “Y mientras ella está investigando sobre su adolescencia, su pasado, su amiga está en otro plan, y eso las empieza a distanciar, ella está aferrada a ese pasado. Cuando se plantea si ella podría ser madre, tiene ahí su conflicto”.

- Es tu primera experiencia como directora de cine, ¿cómo afrontaste ese desafío?

- Fue una experiencia buenísima, no lo padecí. Sentía que ciertas exigencias no las puedo cubrir, pero vengo dirigiendo teatro, y el teatro, en algún sentido, es mucho más exigente: uno tiene que cubrirlo casi todo, termina siendo productor, haciendo más de lo que debería. En el cine no, está bien definido el trabajo de cada parte. Y además tuve un equipo de profesionales y amigos en los que confiaba muchísimo, y eso me hizo sentir cómoda.

- ¿Era algo que querías hacer, o es algo que surgió?

- La verdad, es algo que surgió por la propuesta de Diego Dubcovsky. Yo soy escritora, vengo de la narrativa, pero como cualquier escritor puedo escribir otras cosas. Y había dirigido actores en teatro, entonces tenía experiencia trabajando con actores, que es algo que me gusta hacer. En ese sentido, pensé que no era tan tirado de los pelos dirigir, pero no surgió como una idea mía.

- El acto de escribir tiene el desafío de enfrentarse solo a la hoja en blanco, pero también estás un poco más a resguardo que en el cine, que estás más expuesto, tenés que relacionarte con el resto, negociar…

- No creo que haya algo más fácil que lo otro, pero sin dudas escribir es más barato, y más urgente: si uno quiere escribir no depende de nadie. Pero eso puede ser peor, porque cuando uno es su propio jefe es un problema. En definitiva, son experiencias muy distintas, pero es cierto que hay un proceso creativo en común.

- La película se estrena en el Cine Gaumont, al que quieren vender, en un momento del cine nacional donde hay recortes, donde dicen que a nadie le interesa el cine argentino, ¿cómo es estrenar en esta coyuntura?

- Es bastante un horror. Como todo. Es un momento de mucho bombardeo, es difícil mantener el entusiasmo en esta época, mires donde mires hay conflicto. Más allá de eso, incluso me gusta pensar que mejor poder tener en el Gaumont una película que tiene algo del folclore argentino muy claro, la música argentina, el rock argentino, la adolescencia argentina. No creo que lo vendan, tendrían que pasar muchas cosas antes, pero en términos simbólicos me gusta.

"Me gusta tener en el Gaumont una película que tiene algo del folclore argentino muy claro, la música argentina, el rock argentino, la adolescencia argentina"

 

cine
Camila Fabbri

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE