Gimnasia volvió a creer: de los palos a Madelón a la ilusión de Méndez

No logró superar la medianía en la Copa de la Liga, pero la llegada de un DT ambicioso y ofensivo le devolvió a los hinchas la confianza en un buen torneo, con la Copa Argentina como objetivo

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Sin el corazón en la boca como en 2023, este primer semestre no fue fácil para Gimnasia. Es que de la mano de Leonardo Madelón no llegó el esperado salto de calidad tras la salvación en Rosario y los cuestionamientos fueron crecientes, hasta que llegó la decisión de cortar el vínculo al final de la Copa de la Liga.

A muchos hinchas, el estilo de Madelón nunca les cerró, por eso no fueron pocos quienes lo vieron como un técnico para zafar, al que había que agradecerle una nueva salvación y los servicios prestados para apuntar a un entrenador más ofensivo, más moderno en su concepción del juego.

Entre los refuerzos solicitados por el cuerpo técnico y los aportes de la Secretaría técnica, en enero llegaron diez jugadores al plantel. Un número alto pero no alocado, a partir de que Gimnasia solamente había incorporado seis futbolistas en 2023 luego de dos mercados de pases en los cuales el club estuvo inhibido.

La victoria sobre Talleres en el Kempes cuando comenzó la Copa de la Liga fue un espejismo para las ilusiones de los hinchas de ver un equipo protagonista. La derrota ante Independiente Rivadavia en el Bosque abrió paso a una campaña en la cual Gimnasia no solo no pudo ganar dos partidos seguidos: nunca sumó en dos fechas consecutivas.

La salida del DT fue la crónica de un final anunciado cinco fechas antes, cuando la derrota con Argentinos llevó a pensar que habría cambio de entrenador. Sin embargo, la despedida tras la derrota ante los tucumanos con Mariano Cowen a su lado en la conferencia de prensa le dio cierto aire de institucionalidad y de madurez al cierre de una campaña que no fue buena, con cinco victorias, un empate y ocho derrotas, además del triunfo sin convencer contra Centro Español en el inicio de la Copa Argentina.

Para la dirigencia no había plan alternativo, el elegido era Marcelo Méndez, con muy buenos antecedentes en el fútbol uruguayo, donde su último paso fue por Defensor Sporting, donde dirigió a Juan Pintado y Matías Abaldo. Sus señas particulares, la de ser un DT trabajador, que potencia a los futbolistas que tiene y ambicioso, con una propuesta futbolística ofensiva. Y entró bien en la gente, gracias a cuatro triunfos, una igualdad y una derrota. Así, el Lobo llegó al receso con las creencias renovadas, esperando rival en la Copa Argentina (Central o Barracas) y con un notable respaldo popular.

 

 

 

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