Tras encontrarse con dos motochorros, dos adolescentes aparecieron semidesnudos en sus casas
Edición Impresa | 3 de Junio de 2024 | 02:50

Si se lo compara contras modalidades delincuenciales, los robos en la vía pública ejecutados con la modalidad que en la jerga urbana se conoce como “motochorros”, continúan teniendo un papel protagónico en la escena delictiva platense.
Hasta hace algunos años, este tipo de robos tenían como principales escenarios las zonas comerciales y bancarias de la Ciudad, como calle 7, 8, 12 o 13 y sus adyacencias.
Pero, pese a que hubo intentos de ponerle un freno, la modalidad sufrió una mutación y se terminó trasladando a los barrios de la Ciudad.
Atrás quedaron los experimentados ladrones que conducían motos de alta cilindrada en busca de apoderarse de cuantiosos botines en pleno horario bancario, es decir de día.
La posta pasaron a tomarla jóvenes y adolescentes inexpertos, que a bordo de motos descachadas y destartaladas intentan de noche apoderarse de los celulares y los pocos pesos que porta algún vecino, que, por lo general, se encuentra retornando a su casa después de haber cumplido con su jornada laboral.
Pero la voracidad de esta clase de delincuentes es tal, que ya ni los chicos que retornan de las escuelas se salvan de su accionar.
El modus operandi implica abordar a sus víctimas con la oscuridad y el efecto sorpresa como aliados para luego aplicar maniobras que parecieran ser extraídas de un manual.
Al menos así puede observarse en cada hecho de inseguridad de este tipo que ocurre en la Ciudad. En casi todos se aplica este método que contempla los mismos movimientos, sincronización, ferocidad e impunidad.
La cantidad de ladrones es otra de las características esenciales de esta maniobra, ya que se requiere tanto del hampón que ejecute el apriete, como del secuaz que espere con la moto encendida para darse a la fuga de la manera más rápida posible.
Todo este escenario fue el que se le planteó en las últimas horas a dos adolescentes de 15 y 16 años, que se encontraban transitando por la calle 140 entre 43 y 44 cuando fueron sorprendidos por dos motochorros armados.
En pocos segundos, los chicos quedaron inmersos en una atmósfera de gritos, amenazas con armas de fuego e insultos por parte de los asaltantes motorizados.
Ni tiempo tuvieron de poder escapar para ponerse a resguardo. Simplemente debieron cumplir cada una de las apetencias de estos sujetos.
En ese marco, no solo fueron despojados de sus pertenencias, el celular y el dinero, sino que además debieron regresar a su casa semidesnudos, ya que fueron obligados a entregar sus ropas y zapatillas.
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