Siguen el rastro de los criminales, que causaron pánico con otros dos golpes en la Zona Norte

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De acuerdo a los pesquisas que trabajan en el caso del intento de asalto a una pareja de policías en el barrio El Rincón, donde uno de los delincuentes cayó muerto a balazos, los criminales venían de un raid por la Zona Norte.

En ese sentido, comentaron que en la calle 495 entre 6 y 7, en Villa Castells, abordaron a un joven de 23 años que se desplazaba en una moto para quitarle su celular.

Acto seguido, como la señal del aparato impactaba por 11 y 487, se comisionó a varios móviles al lugar para comenzar una exhaustiva búsqueda de los asaltantes. Y la tarea arrojó rápidamente resultados, ya que no solo recuperaron el teléfono, que había sido arrojado a la calle, sino que además obtuvieron una imagen de los sospechosos por una cámara privada.

Fue en ese contexto que se descubrió que el mismo grupo participó de otro ataque en la calle 13C entre 461B y 461C de City Bell, curiosamente con otra víctima policía, a la que le pegaron un culatazo en la cabeza para quitarle su celular.

Después llegó el alerta desde El Rincón, donde los sucesos y, fundamentalmente su resultado, son de público conocimiento.

Por eso el fiscal Juan Mennucci, teniendo justificada la acción del efectivo que abatió a uno de los asaltantes, ahora procura avanzar sobre los robos, intentando desde ya echar mano al resto de la gavilla.

En la escena trágico evento hubo secuestros de elementos de interés, los cuales, dicen, pueden colaborar con las tareas de identificación.

En su declaración informativa, el efectivo que repelió la agresión armada en su domicilio, de 40 años, detalló que al escuchar voces, fundamentalmente la de su pareja, alterada, se percató que algo malo sucedía y por eso decidió correr hasta la parte alta de la finca a buscar su arma reglamentaria.

Parapetado y, con buen ángulo de visión, apenas se asomó uno de los intrusos por la escalera, le dijo “alto Policía” y respondió enseguida a los tiros.

Fueron segundos, donde el estruendo de las detonaciones paralizaron los corazones de los vecinos. Ni qué decir de las personas que estaban dentro de esa construcción.

En medio de esa locura, la desaparición de una perra, cachorra, alteró aún más los ánimos.

La mujer, milagrosamente, resultó ilesa, pese a que estuvo a centímetros de los balazos. Cuentan que, gateando, se escondió debajo de una mesa.

Se supo que ella también efectuó una detonación, pero hacia el piso, cuando intentó salir para ver si los delincuentes seguían en el jardín, pero solo encontraron a uno. El muerto.

 

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