Mercosur: la cumbre de la discordia
Edición Impresa | 10 de Julio de 2024 | 02:18

Nayara Bastchke
Columnista de AP
Si hasta unos días antes se perfilaba como un posible punto de partida para la reconciliación, la reunión de Jefes de Estado del Mercosur apuntó a ser la cumbre de la discordia.
Los líderes de los países miembros y asociados del Mercado Común del Sur (Mercosur) —conformado por Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay—, se dieron cita en Asunción con la mira puesta en la integración regional. Sin embargo, llegar a consensos se antoja cada vez más distante, a la vez que aumenta la grieta entre sus integrantes, en especial entre los presidentes de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y de Argentina, Javier Milei.
A último momento, Milei decidió retirarse de la cita y, en lugar de viajar a la capital paraguaya para el encuentro cumbre, optó por asistir al brasileño Balneario Camboriú a la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), punto de encuentro de la derecha latinoamericana a la que acudió además el expresidente brasileño Jair Bolsonaro, el excandidato presidencial chileno José Antonio Kast y el actor excantante mexicano Eduardo Verásategui.
La ausencia de Milei ha agudizado el malestar con el vecino Brasil, donde gobierno y diplomacia no terminan de entender la decisión del mandatario argentino, el primero en rechazar una invitación al Mercosur desde que Fernando de la Rúa cancelara en 2001 su viaje a Montevideo a raíz de la convulsión social y económica que se adueñaba de Argentina en aquel entonces y que culminó en su renuncia al cargo.
La relación entre Milei y Lula, con una gran brecha ideológica entre ambos, se tensaron al extremo la semana pasada luego que el gobernante argentino tildara a su homólogo brasileño de “corrupto y comunista” en unas declaraciones por las que Lula le exigió un pedido de disculpas. El punto álgido de una tensión que se arrastra desde hace varios meses.
Milei envió a su canciller, Diana Mondino, para cubrir su ausencia en el Mercosur, al que sí asistieron los presidentes de Uruguay, Luis Lacalle Pou, de Bolivia, Luis Arce, de Panamá, José Raúl Mulino, que acaba de asumir el 1 de julio y que fue en condición de invitado, Lula y el anfitrión Santiago Peña. Lacalle Pou cuestionó la ausencia de Milei; Lula, también pero tratando de evitar más rispideces: “Una tontería” que no hay venido, dijo.
Pero las críticas de Milei no se limitaron al presidente del gigante latinoamericano, su principal socio comercial, y se extendieron a otros países de la región. El presidente argentino ha protagonizado enfrentamientos verbales con el líder venezolano Nicolás Maduro, el colombiano Gustavo Petro, el mexicano Andrés Manuel López Obrador y el chileno Gabriel Boric.
En el episodio más reciente, disparó contra Arce tras el fallido golpe de Estado en Bolivia el pasado 26 de junio, al que Milei calificó como “fraude” y “autogolpe” y provocó la reacción inmediata del gobierno boliviano por su injerencia.
Fue el primer encuentro de Arce con sus homólogos regionales tras la asonada castrense, cuando los militares tomaron la sede de la Presidencia en La Paz bajo las órdenes del destituido comandante del Ejército, Juan José Zúñiga.
Se produce además tres días después de que se promulgara el pasado viernes la ley de adhesión de Bolivia como miembro pleno del Mercosur, del que ya participaba en la condición de Estado asociado desde 1997.
Casi una década después de que iniciara su proceso de adhesión al bloque sudamericano, en 2015, el mandatario boliviano finalmente entregó a la cúpula del Mercosur la ley por cual Bolivia ratificó su plena adhesión al organismo, creado en 1991.
“Llegar a consensos se antoja cada vez más distante; y se abren grietas entre los mandatarios”
La entrada del país andino podría suponer un nuevo impulso al bloque, que de todos modos no pudo avanzar en espinosos asuntos, como el estancado acuerdo con la Unión Europea (UE) o las divergencias entre los miembros acerca de acuerdos de libre comercio con países o bloques sin la necesidad de unanimidad entre sus socios.
Por esta propuesta, ampliamente defendida ahora por Argentina, igualmente se decanta Uruguay, cuyo presidente ha insistido con sus pares en la necesidad de reforzar los lazos comerciales con grandes actores del escenario global, como China o el bloque de Oceanía.
Pero la iniciativa se enfrenta la fuerte resistencia de pesos pesados como el Brasil de Lula, la octava economía global. El gobernante brasileño es un férreo defensor de que las decisiones en el bloque se toman por consenso absoluto de sus miembros.
El propio presidente anfitrión admitió que el bloque no atraviesa su “mejor momento”.
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