Les robaron y les pegaron: las famosas argentinas que la pasaron mal en la final

La mayoría de los argentinos vimos la final de la Copa América en casa, en lo de un amigo, quizás a través de algún medio pirata. Pero los famosos, que ya tienen plata como para viajar a Miami, además fueron invitados en masa para ayudar a promover el evento realizado en el Hard Rock Stadium. Y, claro, fueron víctimas de los tremendos problemas de seguridad que atravesó la organización durante la final entre Argentina y Colombia.

A Majo Martino, por ejemplo, le robaron. Tenía entrada, pero en medio de los empujones generados por la horda de hinchas que intentó ingresar sin entradas, le pasó de todo.

“Esto es caótico, golpes para entrar, no se puede así. No entra nadie aún. Así estamos, encima me abrieron la cartera y me robaron todo el dinero que traje”, contó en sus redes sociales.

Finalmente, Majo consiguió entrar. “Fue muy angustiante estar en el lugar. Es la primera vez que pasa una situación así, por lo menos en esta Copa América. Durante los dos primeros partidos entrábamos como si fuera un parque de Disney directamente a ese nivel, acá fue todo lo contrario: avalanchas, gente empujando, golpes, niños llorando y ensangrentados”, contó la panelista. Y relató que “me sacaron toda la plata que tenía. Gracias a Dios los documentos los tengo. Hoy no tengo ni un dólar ni para dar una propina”.

La panelista que estaría viviendo un romance con Facundo Moyano no fue la única famosa perjudicada en la final. entre los afectados estuvieron Jimena Barón y su hijo Momo, quienes fueron agredidos por la seguridad del evento.

“Fue terrible, casi no entramos. Intentándolo me agarró un policía que me dejó todo el brazo marcado, Momo llorando. El corazón en la boca. Momo se quería ir. Yo iba a entrar, íbamos a entrar”, escribió en Instagram. “Después de casi 3 horas lo logramos. Vimos la entrada en calor en la cancha, Momo seguía medio en pánico, no podía sonreír”, agregó.

La cosa siguió. “Los asientos estaban ocupados por gente que se coló. Ahí no sé cómo subí a Momo a caballito (pesa ya 36 kilos) y empecé a los gritos, pero gritos tipo loca, pidiendo que se corran y pisando gente con Momo por el aire. No sé cómo llegamos al asiento”, cerró Barón.