Élida Salomé se sumó al “club de los 100”, con vitalidad y proyectos

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“No son pocos años pero se me pasaron tan rápido, tan rápido, que miro para atrás y no puedo entenderlo. No puedo creer que ya sea un siglo”, confió Élida Salomé Carpenzano en el festejo por sus 100 años

“Un siglo y cuatro días” agregó la vecina que llegó al centenario el pasado miércoles pero ayer lo celebró con su familia. “Voy a reunirme con mi familia, con mis amigos más íntimos, somos unos cuantos. Tengo una familia grande aunque disminuida por los años pero recuperada por los jóvenes”, contó la mujer.

Los cien años la encontraron llena de proyectos como a lo largo de su vida, Salomé o “Porota” como la llaman sus familiares, asegura que la clave para llegar a su edad es mantenerse activo y en contacto con otras personas. Regla que cumple al pie de la letra, a sus 96 años editó su primer libro sobre su infancia en el circo criollo, ahora espera que se publique el segundo sobre el Teatro Argentino y ya tiene planeada una tercera publicación sobre enfermería, profesión a la que se dedicó

”Tener tantos proyectos es lo único que te ayuda a transitar la vida con todos sus problemas. Los proyectos, las ilusiones, no tener rencores, el afecto, tener amigos, amigos verdaderos. Eso es lo mejor que nos puede suceder. Todo lo demás es bastante pasajero”, aseguró Salomé y reconoció: “Mi único problema es que tengo la visión muy disminuida, pero después estoy muy bien”.

”Yo veo mucha gente que se queda, que no busca nada para hacer”, observó con preocupación y aconsejó a sus pares generacionales: “Hagan un voluntariado, el que tiene la gracia de tener vista puede ir a leer a los hogares, a los asilos, ir a jugar con los chicos. Una hora por semana, no es nada. Y no se quedan en la casa”.

En ese sentido consideró que “los centros de la tercera edad son una salvación para muchísima gente, porque se encuentran con sus pares con los que pueden hablar de muchas cosas que los jóvenes no entienden, dedicarse a jugar a las bochas, a las cartas, a distintos entretenimientos”.

En su caso, una de sus pasiones que la mantienen activa es el teatro. Lo artístico la acompañó toda su vida. “Crecí en el circo criollo hasta los 12 años, después hice un parate para estudiar, casarme y más cosas. Pero hace unos años volví al teatro, lo que es mi pasión y no paré de trabajar en cuanto taller se me presentó con excelentes directores”, sostuvo la mujer que hace unos años protagonizó el documental “La última pirueta” en el que narra su infancia en el circo.

Su proyecto más ambicioso quizás fue un unipersonal sobre un drama de época en el que encarnó a más de una decena de personajes. “El director quiso que lo representara como si fuera un radio teatro y que con mi voz hiciera todos los personajes, 16 en total, entre paisanos, gente de la sociedad, el muchacho”, detalló Salomé y reconoció: “Quedé agotada. Hice todo yo sola, con un intervalo de 5 o 10 minutos, entre acto y acto, fueron más de dos horas”.

Así, con una vitalidad que pocos pueden ostentar, Élida Salomé llegó a sus 100 años aunque aparenta mucho menos. “Yo me conformo con que me den 80 años como me dan ahora”, dijo entro risas y compartió una última recomendación: “Hay que vivir hasta el último momento. Tengan en cuenta eso y van a ver que se van a mantener jóvenes. Tengan un proyecto y no se queden quietos. Estudien, aprendan, hagan cosas”.

 

 

 

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