Claves para adelgazar: ¿son todas las calorías iguales?

Aunque muchas personas creen que no importa qué coman mientras no se pasen de cierta ingesta calórica, cuando se trata de perder peso -señalan nutricionistas- de dónde provienen las calorías no es algo que dé igual

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En el afán por adelgazar limitando el consumo diario de calorías a cierta cantidad -una tendencia que en los últimos años se ha visto impulsada por aplicaciones de conteo calórico en el celular- muchas personas suponen que da igual qué coman mientras no se pasen de esa cantidad. Pero cuando se trata de perder peso, señalan algunos nutricionistas, de dónde provienen las calorías no es algo que dé igual.

“Si bien en lo que hace a la ecuación matemática de la pérdida de peso una caloría es siempre una caloría, deben considerarse otras cuestiones” si lo que se busca es adelgazar, señala la nutricionista de la Clínica Mayo Tara Schmidt.

Ocurre que pese a que las calorías son una unidad de energía y la cantidad total de ellas que proporciona un alimento o una bebida depende de los gramos de carbohidratos, proteínas, grasa o alcohol que contengan, el número de calorías no predice cómo nos sentiremos después de comer.

Por ejemplo, un refrigerio de 200 calorías aportadas por huevos revueltos y manzana hace sentirnos más llenos y satisfechos que un refrigerio de papas fritas calóricamente similar.

“La diferencia no solo está en la composición del alimento sino también en el volumen. El refrigerio con manzana aportará fibras, agua y algunas proteínas, atributos ausentes en lo que respecta a las papas fritas”, señala Schmidt.

Pero hay que considerar además el volumen. “Mientras que el refrigerio de manzana estirará más el estómago debido a su mayor tamaño, por lo que enviará la señal de saciedad al cerebro, las 200 calorías de las papas fritas se digerirán y saldrán del estómago más rápido que las de la manzana porque no necesitan mucha descomposición”.

Por otra parte, tampoco puede dejarse de lado en la comparación el impacto sobre la salud. “Es sabido que la composición de nuestra dieta es importante: una dieta a base de plantas que incluye granos o cereales, frutas, verduras, grasas instauradas y proteínas magras proporciona al cuerpo una nutrición equilibrada que puede disminuir el riesgo de contraer afecciones crónicas”, resalta Schmidt.

Para conseguir ese equilibrio, “hay varias maneras -dice Schmidt-. Los estilos de dieta como la mediterránea, los enfoques dietéticos para detener la hipertensión y la dieta de la Clínica Mayo son ejemplos de patrones de alimentación que se centran en una alta densidad nutritiva y han demostrado que promueven resultados positivos para la salud. Pero esto también puede lograrse a través de una dieta vegetariana bien planificada”.

DÉFICIT CALÓRICO

¿Pero cómo se alcanza la pérdida de peso? Es en este punto donde “las calorías cumplen un rol crucial, porque ni siquiera una dieta mediterránea garantiza la pérdida de peso si no existe un déficit calórico -afirma la nutricionista-. El aceite de oliva y las nueces son excelentes fuentes de grasa saludable, pero cuando se consumen sin tener en cuenta la ingesta total de calorías, técnicamente podrían causar un aumento de peso”.

De ahí que lo aconsejable, asegura, “es intentar sostener un déficit de 250 a 750 calorías por día con el estilo de alimentación saludable que sea mejor para cada quien. Esto puede implicar desde cambiar nuestro refrigerio de media tarde por un trozo de fruta hasta saltearse el café con azúcar o la bebida alcohólica habitual.”

“El cuerpo necesita quemar más de lo que consume para que se produzca la pérdida de peso. Y aunque siempre es recomendable hacer ejercicio, es importante tener presente que en la mayoría de los casos éste no alcanza para producir el déficit calórico necesario para adelgazar”, asegura la nutricionista al mencionar que “muchos de nosotros tendremos más éxito mediante cambios en la dieta”.

En cualquier caso, “esto sólo beneficiará a alguien que pueda seguir una dieta a largo plazo. Las dietas que exigen cambios drásticos y poco realistas no son sostenibles. Y, cuando una dieta no es sostenible -remarca-, la pérdida de peso tampoco lo es”.

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