Tres años después del regreso talibán, Afganistán está sumido en la pobreza
Edición Impresa | 15 de Agosto de 2024 | 02:42

Por PASCALE TROUILLAUD, QUBAD WALI Y ABDULLAH HASRAT
KABUL
Tres años después del regreso de un gobierno talibán, Afganistán tiene una economía con un “crecimiento cero” y su población se hunde en la pobreza, con una crisis humanitaria que se agrava y sin esperanzas de un repunte cercano.
En 2021, el nuevo gobierno heredó una administración consolidada. Los precios bajaron, la moneda resistió, la corrupción ya no estaba en máximos y, ante todo, la seguridad regresó tras 40 años de guerras. Pero el PBI se contrajo violentamente un 26% en 2021 y 2022, según el Banco Mundial, que estima que “el crecimiento será cero durante los tres próximos años y la renta per cápita caerá ante la presión demográfica”.
La ayuda al desarrollo prácticamente cesó ya que ningún país reconoce al gobierno; la ayuda humanitaria cayó y un tercio de los 45 millones de afganos sobreviven a base de pan y té, sufriendo un desempleo masivo.
“El nervio de la guerra es encontrar socios estratégicos”, declaró Sulaiman Bin Shah, viceministro de Comercio cuando los talibanes entraron en Kabul y ahora asesor de inversiones.
“Cooperamos mucho con Rusia, China, Pakistán, Irán”, afirmó Ahmad Zahid, viceministro de Comercio e Industria.
Pero para salir del subdesarrollo “hay que reabrir los canales bancarios”, bloqueados por las sanciones occidentales y la congelación de los activos del Banco Central, afirmó Bin Shah.
Para saber cómo viven actualmente, se consultó a varios afganos en la capital Kabul (este), Herat (oeste) y Gazni (centro).
DISTINTAS CARAS DE LA MONEDA
A sus 54 años, Azizullah Rehmati es un empresario feliz, que espera duplicar su producción de azafrán este año.
“Antes queríamos invertir fuera del país, pero con el regreso de la seguridad y la mayor facilidad para exportar, preferimos invertir en Afganistán”, explica el empresario, que hasta 2021 transportaba el azafrán con escoltas al aeropuerto de Herat. Sin embargo, “transferir dinero es un verdadero problema”, afirma Rehmati. “Tenemos que recurrir a agentes de cambio en Dubái para hacer llegar nuestro dinero a Afganistán”, explica.
En su fábrica, las mujeres separan con pinzas los pistilos rojos de la preciada especia. Sólo el 50% de los empresarios afganos siguen empleando a mujeres. Las restricciones de los talibanes sobre la actividad y la educación de las mujeres lastran la economía.
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