Evo Morales quiere otro mandato y presiona a Arce con una marcha
Edición Impresa | 24 de Septiembre de 2024 | 01:44

LA PAZ, BOLIVIA
Una marcha multitudinaria en contra del gobierno de Bolivia, liderada por el expresidente y antes aliado Evo Morales, llegó ayer a las puertas de La Paz sin hallar resistencia, incluso entre aplausos, tras los violentos choques del domingo que dejaron una veintena de heridos.
La caminata de siete días plantea un duro desafío al presidente Luis Arce de su mentor y ahora rival para que dé solución a la crisis económica y reconozca el liderazgo de Morales (2006-2019) al frente del fracturado partido oficialista, así como su habilitación como candidato a los comicios presidenciales de 2025. Es la más grave crisis que afronta el fracturado Movimiento al Socialismo (MAS) que gobierna el país desde hace 17 años, según analistas. Arce y Morales se disputan el liderazgo y control del aparato partidario de cara a las elecciones presidenciales.
La tensión pareció apoderarse de las calles del centro de La Paz ayer ante la concentración de partidarios de Arce en la plaza Murillo donde está la casa de Gobierno y el legislativo ante la llegada prevista de la marcha.
Portaban banderas blancas reclamando diálogo, una actitud distinta a la del domingo cuando pretendieron frenar por la fuerza la marcha de Morales.
Varias oficinas públicas y bancos estuvieron cerrados y las labores escolares suspendidas por temor a posibles enfrentamientos. Ambos líderes se acusan mutuamente de agravar la situación económica y de promover la violencia. Arce dijo hace unos días que Morales sólo busca imponer su candidatura “por las buenas o por la malas” y lo acusó de un “boicot” en el Legislativo para frenar la aprobación de créditos internacionales que reactivarían la economía. Morales dijo, durante la marcha, que Arce envió “grupos de choque pagados y funcionarios públicos para atacar esta marcha pacífica”. Los esfuerzos por arreglar las diferencias entre los dos líderes oficialistas no han dado frutos en más de dos años de disputas.
Tampoco ha prosperado el llamado al diálogo estos días. El Defensor del Pueblo de Bolivia gestionaba abrir una mesa de negociación.
La llamada “marcha para salvar Bolivia” reclama a Arce soluciones a la crisis económica y sobre todo que el gobierno y las autoridades reconozcan a Morales como único líder del gobernante Movimientos al Socialismo (MAS) y se le permita postular a las elecciones de 2025 después de que fuera inhabilitado por un fallo del Tribunal Constitucional a fines del año pasado.
Las opiniones también eran distintas en las calles de El Alto, una de las ciudades más pobres, y en La Paz donde se concentra la burocracia y buena parte de la clase media.
“Arce es un malagradecido, ha traicionado a Evo, con Evo estábamos bien; ahora estamos mal, todo sube”, dijo Santusa Ramos, una vendedora ambulante que aplaudió el paso de la columna. “El MAS es un cáncer que no quiere dejar el poder. Hay que extirparlo. Su pelea agrava la crisis”, comentó Luz Ramos, una vecina de un barrio residencial en esta capital.
Es también la peor crisis política del país desde 2019 tras una polémicas elecciones denunciadas como fraudulentas por la Organización de Estados Americanos (OEA) en las que Morales buscaba una tercera reelección lo que provocó un estallido social con 37 muertos que obligó a Morales a dimitir y salir al exilio.
En tanto, la oposición política de centro y derecha, dividida y debilitada observa de palco la pelea en el MAS sin una propuesta, según analistas.
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