El tesoro menos pensado: la colección de envoltorios de alfajores más grande de La Plata
Edición Impresa | 29 de Septiembre de 2024 | 03:02

Camila Moreno
cmoreno@eldia.com
Lo que para algunos es basura para otros es un gran tesoro. Quien lo sabe bien es María Laura de la Torre, una docente de Los Hornos que en su casa resguarda una verdadera joya: una colección de más de 4 mil papeles de alfajores. Sí papeles de alfajores, los que todos desechan después de comer la golosina nacional, ella va los rescata, los lava y los coloca cuidadosamente en unos biblioratos, dándoles así un nuevo valor y transformándose en la guardiana de alfajores de la Ciudad.
“Empecé en el 93, yo tenía 12 o 13 años y el hobbie empezó por otro lado en verdad. En ese momento salía a caminar porque estaba permanentemente a dieta, algo que hice durante mucho tiempo. Entonces iba viendo en el piso, en las veredas, en cualquier lugar envoltorios de distintos tipos. Y no sé por qué me empezaron a llamar la atención y los empecé a juntar. Cuando llegaba a casa los lavaba en la pileta de la cocina, ponían los azulejos para que se secaran y después los iba guardando”, recordó la mujer a esa pequeña María Laura que vivía a dieta influenciada por las presiones y mandatos de esa época. “En los 90, todo lo que eran los parámetros de belleza, las súper modelos y todos esos estereotipos que se nos metieron de lleno en la cabeza, a mí me hicieron pelota y a partir de esas dietas y esas caminatas extensas empecé a juntar, lo que mucho más tarde me di cuenta, era una colección”, relató la mujer y reconoció: “La colección empieza en una forma triste porque no los comía, porque estaba dieta, pero sí los iba juntando”.
Esos fueron sus primeros pasos, hoy 30 años después, ya de adulta María Laura tiene unos 4200 paquetes guardados en su casa a los que exhibe en su cuenta de Instagram Guardiana de Alfajores y que la llevaron a convertirse no solo en la dueña de una gran colección sino en una referente ineludible del tema llegando a participar del mundial de alfajores como jurado.
Amigos, familiares incluso alumnos, todos saben del hobbie de Laura y cargan con un pedido especial: si se van de viaje o se comen un alfajor deben traerle el papel a ella que ya elaboró todo un sistema de conservación y organización de estas etiquetas.
“Empecé a buscar la forma de conservarlos que no fuera en caja y que fuera visible y ahí formé una especie de biblioratos bastante artesanales, en los que como si fueran un álbum de figuritas guardo la parte delantera de cada alfajor” relató la guardiana de alfajores que además los agrupa por marca y provincia de origen. “En la actualidad tengo varios biblioratos separados, por ejemplo de provincia de Buenos Aires tengo tomos 1, 2, 3”, son tantos porque según detalló es la provincia en la que más se producen seguida por Córdoba y Santa Fe. “Después tengo un bibliorato especial de la Costa Atlántica, ya comencé el segundo. Tengo otro de Uruguay, que es el segundo país productor de alfajores y después tengo otra carpeta de Mundo donde le pido a todos mis amigos o cualquiera que viaje al exterior que se encuentre algo que se parezca a un alfajor, o sea dos tapitas y algo al medio que es como la definición del código alimentario”, indicó.
Como si se tratara de una archivista elaboró así todo un sistema de clasificación y guardado que no solo se organiza por el origen sino también por la marca y la evolución del packaging de la misma. “Hay como un cambio también cultural que se puede ver en las marcas a partir de los envoltorios, los consumos y que se privilegia”, señaló.
La comunidad
En contra a lo que planteaba el aislamiento de la época, para ella la pandemia fue un momento de acercamiento a otras personas con sus mismos gustos. “Encontré en Instagram a mi media naranja” bromeó, un joven que se dedicaba a reseñar alfajores por lo que tenía un gran descarte de envoltorios. “Le escribí le pedí y me empezó a guardar, desde entonces tenemos re buena relación”, pero el fue el primero de muchos aficionados que encontró en su camino. “Conocí un universo de coleccionistas con el que empecé a compartir este hobby, hay varios, es más estoy vinculada con el mundial del alfajor a donde voy y pongo mi stand. El año pasado también participé de la feria internacional que se hizo en Fray Bentos, donde se eligió el mejor alfajor uruguayo”, contó la guardiana de alfajores.
Pero este año, al mundial que se realizó en La Rural de Palermo, no solo fue a exhibir su colección sino que fue convocada para participar de jurado que elegiría al mejor packaging. “Fue un mimo para mi trabajo porque es la primera vez que decido en una categoría de un mundial que es internacional sobre los mejores envoltorios o el packaging de los alfajores, estuve con tres personas que yo no conocía, que hacen los packaging para un montón de empresas”, manifestó.
Pero además algo que logra en cada evento en el que participa es conectar con muchas personas a las que con enseñarles un solo papel les trae un sinfín de recuerdos. “Por ejemplo vienen y me dicen ‘Soy de Tierra del fuego ¿tenés algo de allá?’. Entonces abren, van a Tierra del Fuego y por ahí se encuentran con alfajores de cuando eran chicos, la gente se conecta un montón con su infancia, porque el alfajor, tiene mucho que ver con infancia, con momentos felices, con vacaciones”, expuso la coleccionista y cerró: “Alguien escribió alguna vez ‘el alfajor es el gran souvenir de la patria’ y tiene mucho que ver, yo lo digo siempre, porque cuando uno se va de viaje, sobre todo en Argentina, vuelve con alfajores”.
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