En La Plata, el delito quedó al amparo de la oscuridad y la desidia

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La oscuridad que envuelve a la calle 46, entre 14 y 17, se convirtió anoche en el escenario perfecto para un nuevo acto de delincuencia que, lejos de sorprender a los vecinos, confirmó los temores que llevan meses expresando a las autoridades municipales.

Eran las 22:15 del domingo 26 de enero cuando una mujer, a escasos metros de ingresar a su domicilio en la intersección de 46 y 15, fue atacada por un delincuente que le arrebató su celular tras un forcejeo.

Los gritos desesperados de la víctima resonaron en la penumbra: “¡Lo necesito para trabajar!”, exigió mientras intentaba perseguir al ladrón. Sin embargo, su impulso de justicia se vio truncado cuando el hombre se subió a una moto que lo esperaba en la oscuridad, con un cómplice al manubrio, y huyó velozmente del lugar.

Los vecinos, alarmados por el alboroto, salieron a socorrer a la mujer, pero poco pudieron hacer frente a la rapidez y organización de los delincuentes.

Este episodio no es un hecho aislado; los residentes de la zona llevan meses denunciando la falta de luminarias en el barrio.

La ausencia de luz no solo dificulta la visibilidad, sino que ha convertido a esta zona en un terreno fértil para la inseguridad.

“Estamos agotados. Esto se podría haber evitado si el Municipio hubiera atendido nuestros reclamos”, declaró un vecino indignado, reflejando el sentir de toda la comunidad.

Según las primeras hipótesis, el ladrón habría estado escondido en la penumbra, esperando el momento exacto para atacar. La mujer, desorientada por la falta de luz, no logró advertir la presencia del agresor hasta que este ya estaba sobre ella. Para los vecinos, este nuevo hecho de violencia no es más que la confirmación de un peligro anunciado. “Es la crónica de un robo anunciado”, lamentó otro residente.

 

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