Del “no querían lastimarlas”, a la cruda teoría de una “mejicaneada”

Florencia Ibáñez, sobrina de Sotacuro, dijo que a su pareja le robaron droga. Hay tres hombres con pedido de captura internacional

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Después de que Magalí González Guerrero, una de las sospechosas detenidas por los homicidios de Morena Verdi, Brenda del Castillo y Lara Gutiérrez, declarara que el móvil del triple crimen fue el robo de 30 kilos de cocaína y que alguien pagó un millón de dólares para matar a las víctimas, otra de las imputadas amplió su indagatoria e incorporó nuevos datos explosivos en la causa. Afirmó que “la idea no era lastimar a las chicas, sino apretar a un tipo” y sostuvo que detrás de los asesinatos hubo una venganza por la sustracción de 400 kilos de droga.

Se trata de Milagros Florencia Ibáñez, de 20 años, quien amplió su declaración ante el fiscal de Homicidios de La Matanza, Carlos Adrián Arribas, y dio un vuelco en su testimonio. Dijo que el verdadero dueño del cargamento de droga era su pareja, Alex Roger Idone Castillo, actualmente prófugo y con pedido de captura internacional. Según su relato, la noche del 19 de septiembre, cuando las tres víctimas fueron asesinadas, ella se encontraba junto a su tío Víctor Sotacuro Lázaro en un Volkswagen Fox blanco, mientras su pareja intentaba recuperar la droga que les habían robado.

El fiscal Arribas confirmó que Ibáñez “se mantuvo en algunos dichos, rectificó otros y aportó nuevos nombres”. Entre ellos, el de Idone Castillo, señalado por la joven como “Alex”, un ciudadano peruano con antecedentes por narcotráfico, que ya había sido detenido en Perú con 51 kilos de cocaína y no puede regresar a ese país porque quedaría inmediatamente preso. “Manifestó que a su pareja le robaron la droga y que estaban esperando afuera si se la devolvían o no”, explicó el funcionario judicial.

En ese contexto, Arribas comentó que la acusada reconoció que el móvil de los crímenes de Lara, Brenda y Morena fue una mejicaneada de droga, que dio cifras estrambóticas (300, 400 kilos) y que ese cargamento pertenecía su pareja, Alex, que está prófugo.

“La idea era apretar a un tipo para sacarle información de dónde estaba la droga”, dijo Ibáñez

Ibáñez reconoció que en su primera declaración “omitió algunas cosas y mintió en otras” por miedo y por amor. “Por miedo no pude contar toda la verdad, pido disculpas”, expresó ante el fiscal. Según su abogado, Guillermo Endi, la joven se encuentra en un conflicto emocional con su pareja: “Todavía lo ama, pero él la metió en esta situación. En la primera declaración mintió por miedo y ahora está contando la verdad”, señaló.

En su ampliación de indagatoria, Ibáñez relató que “Alex me contó, después de todo, que la idea era apretar a un tipo, no lastimar a las tres chicas”, y que el viaje a Florencio Varela fue parte de un intento por recuperar el cargamento perdido. “Esa noche me llevaron de casualidad, yo ya estaba en el auto”, agregó. También desmintió a González Guerrero, quien había ubicado a su tío en la escena del crimen. “Víctor siempre se quedó en el auto. En los únicos momentos que bajó fue para comer una hamburguesa y para cambiarse de lugar con Alex para manejar él”, sostuvo.

La imputada insistió en que su tío no tiene ningún rol jerárquico dentro de la organización narco y negó que haya participado en el ataque. “Celeste -por González Guerrero- estaría mintiendo. ‘El Duro’, al que menciona, es otro hombre, alto y robusto, nada que ver con mi tío”, declaró. Además, contó que días después del crimen, la esposa de Sotacuro le pidió ayuda para formatear el celular de su tío, lo que ahora se investiga como una posible maniobra para borrar evidencia.

Desvinculó a su tío Sotacuro de la vivienda donde aparecieron los cuerpos sin vida

A partir de estas declaraciones, el fiscal Arribas ordenó nuevos pedidos de captura nacional e internacional. Además de Idone Castillo, las órdenes alcanzan a David Gustavo Huamani Morales, alias “El Loco David”, y Manuel David Valverde Rodríguez, tío de “Pequeño J” -el presunto líder de la banda, detenido en Perú-. Según la investigación, ambos habrían tenido participación directa en la planificación del ataque que terminó con la vida de las jóvenes.

El fiscal adelantó que el lunes próximo volverán a declarar Ibáñez y Sotacuro, con el objetivo de precisar las contradicciones y ampliar los vínculos entre los detenidos y los prófugos. Para Arribas, los nuevos testimonios refuerzan la hipótesis de un ajuste de cuentas dentro de una red de narcotráfico que operaba entre Buenos Aires y Lima.

“Lo hice por droga y plata”

Ariel Giménez, uno de los nueve detenidos por el triple crimen, también declaró ayer ante el fiscal Adrián Arribas y aportó nuevos datos para la investigación. Giménez es señalado por los investigadores como la persona que cavó los pozos para enterrar a las tres chicas.

“Lo hice por droga y por plata”, admitió, aunque aclaró que nunca vio los cuerpos de las chicas y que nunca supo que estaban enterradas ahí. Para la fiscalía, Giménez miente en su declaración. La hipótesis que plantea el fiscal Arribas es que el sospechoso hizo el pozo en el que enterraron a las tres víctimas y luego lo tapó.

Lo cierto es que en su declaración, ratificó gran parte de lo que le había mencionado a la policía cuando quedó detenido. El acusado sostuvo que mantuvo contacto con dos personas: Magalí Celeste González Guerrero y Miguel Villanueva Silva, a quien él conocía bajo el sobrenombre de “Gonzalo”. La primera de ellas es quien se quebró en las últimas horas y orientó gran parte de la investigación.

 

 

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