Irrumpió armado en una pizzería de La Plata y desató el terror entre los clientes
Edición Impresa | 16 de Octubre de 2025 | 04:53

Un violento asalto a mano armada se registró en una pizzería ubicada en calle 38 entre 2 y 3, en el denominado Barrio Norte.
Según pudo saber este diario, eran alrededor de las once de la noche del último martes cuando un hombre ingresó al local y, en cuestión de segundos, convirtió una jornada laboral común en una escena cargada de tensión y miedo.
En este sentido voceros indicaron que la pizzería estaba abierta al público, con algunos clientes en las mesas y la empleada detrás del mostrador. El ambiente era tranquilo, hasta que la puerta se abrió bruscamente y entró un hombre con casco puesto y la mano en el bolsillo de su campera.
Sin mediar palabra, extrajo un arma de fuego y la cargó a la vista de todos. Ese gesto bastó para que el murmullo del local se apagara de inmediato.
El asaltante, según expusieron las propias víctimas, tenía puesto un casco azul con calcomanías que tapaban por completo su rostro. Llevaba también una mochila negra. Posteriormente, con el arma levantada, se dirigió directamente hacia las mesas.
Uno a uno, los clientes fueron entregando sus teléfonos y billeteras sin resistencia.
Algunos bajaron la mirada, otros quedaron inmóviles con las manos sobre la mesa. Nadie se atrevió a decir una palabra.
Según el testimonio de una de las damnificadas, el hombre se movía con seguridad, sin titubeos, como si supiera exactamente lo que iba a hacer.
Después de reunir los objetos de los clientes, se acercó al mostrador y apuntó directamente hacia la empleada. “Dame el tuyo también”, le habría dicho con voz seca, mientras sostenía el arma a pocos centímetros de su rostro.
La joven le entregó su celular y observó cómo, con la otra mano, abría la caja registradora y vaciaba el dinero que había en su interior.
En esos segundos, el silencio era total. Afuera, el tránsito seguía su ritmo habitual, pero adentro del local nadie se movía.
La empleada relató que el hombre no llegó a gritar ni a golpear a nadie, pero que la amenaza implícita del arma cargada fue suficiente para que todos quedaran paralizados.
“se va a pudrir todo”
Consumado el robo, el sujeto se dirigió a la salida. Antes de cruzar la puerta, giró hacia los presentes y les ordenó no moverse.
“Quédense quietos y con la boca bien cerrada o se va a pudrir todo”, lanzó sin levantar la voz, y salió caminando con la calma propia de un cliente. En la vereda lo esperaba una motocicleta tipo cross.
Se subió a ella, encendió el motor y desapareció en dirección desconocida.
La secuencia completa no duró más de tres minutos, según coincidieron quienes vivieron este tenso y violento momento.
Minutos después, cuando el peligro ya había pasado, la empleada logró comunicarse con la policía.
Las patrullas llegaron al lugar y constataron que no hubo heridos ni disparos.
Las cámaras de seguridad del comercio registraron todo el hecho, y las imágenes ya están en manos de los investigadores.
Se analizan también otras grabaciones de la zona para determinar el recorrido de la moto y si contaba con algún cómplice.
La hipótesis más firme indica que se trató de un robo al voleo, como se denomina en la jera policial a los atracos en los que prima la improvisación.
La causa fue caratulada como “Robo calificado por el uso de arma de fuego”, y los investigadores trabajan para identificar al autor a partir de las descripciones y los registros fílmicos.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE