Un disco íntimo para una película diferente
Edición Impresa | 20 de Octubre de 2025 | 02:40

La elección de contar la historia detrás de “Nebraska” no fue casual. Ese álbum representa uno de los momentos más introspectivos y menos comerciales de la carrera de Bruce Springsteen. Grabado solo, en su casa, con una grabadora portátil, nació como una serie de maquetas que, originalmente, iban a servir de base para una producción más pulida con la E Street Band. Sin embargo, la crudeza y la honestidad de esas grabaciones eran tan poderosas que Springsteen decidió lanzarlas tal como estaban.
Las canciones de “Nebraska” están empapadas de los recuerdos de infancia del músico, de paisajes rurales, de vidas comunes. Son relatos que beben de la literatura estadounidense más sombría, como la de Flannery O’Connor, y del folk crudo de Woody Guthrie. Para Scott Cooper, esta etapa representa algo más que un capítulo en la carrera de Springsteen: “Bruce no es solo un músico. Es el símbolo de algo exclusivamente estadounidense. El poeta obrero. La conciencia moral reticente. Creo que hacer una película sobre Bruce es hacer una película sobre el alma de Estados Unidos”.
Ese enfoque también conecta con el momento personal que atravesó Cooper durante la filmación. Su padre falleció un día antes de que comenzara el rodaje, y en la última semana de filmación perdió su casa en el incendio de Palisades, en Los Ángeles. “Jeremy, Bruce, el equipo y elenco de actores realmente maravillosos me animaron y me ayudaron a llegar a la meta”, relata el director. “Cuando no teníamos dónde vivir, Bruce mudó a mi familia a su casa en Los Ángeles. Y Jeremy estuvo presente en algunos de mis días más difíciles. La película, para mí, tiene una resonancia especial”.
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