Golpe millonario al Louvre: robaron las joyas de la corona francesa
Edición Impresa | 20 de Octubre de 2025 | 02:41

Solo siete minutos bastaron a los delincuentes que ingresaron al Louvre para ejecutar uno de los robos más audaces de las últimas décadas. Con la ayuda de un montacargas, cuatro hombres, que al cierre de esta edición permanecían prófugos, accedieron al primer piso del museo francés y se llevaron ocho piezas de joyería de valor patrimonial incalculable.
El golpe se produjo en la mañana del domingo, poco después de la apertura del museo, en la célebre Galería Apolo, donde se exhiben las joyas de la Corona francesa y piezas pertenecientes a Napoleón Bonaparte.
La fiscal de París, Laure Beccuau, describió al grupo como un “comando perfectamente organizado” que actuó con una precisión milimétrica y una preparación exhaustiva. “Tenemos imágenes de las cámaras de seguridad del museo y de la ciudad. Los hechos demuestran planificación y una estructura claramente profesional”, señaló la fiscal en declaraciones a la prensa francesa.
El robo fue ejecutado en apenas unos minutos. Según las primeras investigaciones, dos de los asaltantes ingresaron a la galería utilizando un montacargas, mientras que un tercero permaneció en el exterior cumpliendo tareas de apoyo y vigilancia.
Nada quedó librado al azar durante el atraco. La elección del punto de ingreso tuvo dos motivaciones: por un lado, la fachada del edificio que da al río Sena se encuentra en refacción, por lo que la presencia de un montacargas no llamó la atención de los transeúntes ni del personal de seguridad; y por otro, la ventana elegida desemboca directamente en la zona donde se exhiben las joyas, lo que les permitió llegar a su objetivo sin recorrer grandes distancias dentro del museo.
Una vez dentro de la Galerie d’Apollon, cortaron los cristales reforzados que resguardaban las joyas y sustrajeron al menos nueve piezas de la colección de Napoleón y la emperatriz Eugenia. Horas más tarde, una de las joyas robadas —presuntamente la corona— fue hallada rota fuera del museo, en un callejón lateral que desemboca en el Sena, lo que sugiere que pudo haberse dañado durante la huida.
Las piezas que continúan en manos de los delincuentes son la tiara y el collar de las reinas María Amelia y Hortensia, los pendientes a juego, el collar y los pendientes de esmeraldas de María Luisa, el broche relicario, así como la tiara y el gran lazo del corpiño de la emperatriz Eugenia.
El operativo
El ministro del Interior francés, Laurent Nuñez, confirmó que el museo fue evacuado y cerrado por completo tras el asalto. En declaraciones a France Inter calificó el hecho como un “gran robo” y sostuvo que el grupo “había realizado labores de reconocimiento previas, utilizando una radial para cortar los cristales de seguridad y entrar en la galería”.
Durante la intervención policial, se acordonaron los accesos al museo y las carreteras aledañas, mientras miles de turistas eran evacuados. Las imágenes de la multitud congregada frente a la icónica pirámide del Louvre circularon rápidamente por redes sociales, generando estupor en todo el mundo.
Afortunadamente, no se registraron heridos, aunque el suceso generó un enorme despliegue de seguridad en el corazón de París. La ministra de Cultura, Rachida Dati, confirmó el incidente a través de su cuenta en X (antes Twitter): “Un robo tuvo lugar esta mañana durante la apertura del Museo del Louvre. Estoy en el lugar; la investigación está en curso”.
Por su parte, el museo anunció su cierre “por razones excepcionales”, sin ofrecer mayores detalles sobre la magnitud de las pérdidas. Los expertos estiman que el valor de las joyas sustraídas podría superar los cientos de millones de euros, aunque el verdadero daño, según los historiadores, es cultural e irreparable.
Mientras la policía francesa analiza las grabaciones y rastrea las posibles rutas de escape de los delincuentes, la fiscal Laure Beccuau confirmó que se ha activado la cooperación internacional para intentar localizar las piezas, cuya venta resulta prácticamente imposible por su reconocimiento público. “Estamos ante una operación de alto nivel, planificada por profesionales que sabían exactamente lo que buscaban”, afirmó al respecto.
Al cierre de esta edición el misterio seguía abierto. Mientras los investigadores revisaban cada detalle del operativo, una certeza dominó el relato: solo siete minutos bastaron para que un grupo de desconocidos burlara la seguridad del Louvre y escribiera un nuevo capítulo en la historia de los grandes robos del arte mundial.
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