Cómo llega la economía a la elección y cuáles serán los desafíos del lunes
Edición Impresa | 26 de Octubre de 2025 | 03:23
Esteban Pérez Fernández
eperezfernandez@eldia.com
La economía argentina llega a las elecciones legislativas en un equilibrio frágil. Tras varios meses de calma cambiaria y desaceleración inflacionaria, los mercados financieros y las consultoras privadas advierten que esa estabilidad se sostiene con recursos limitados y una actividad cada vez más fría.
Según el último informe de la consultora Qualy, titulado “Panorama Macro, edición preelectoral”, la economía combina señales de contención en los precios con un enfriamiento generalizado del consumo, la producción y el crédito. El documento subraya que “la estabilidad nominal lograda por el Gobierno descansa sobre bases débiles” y que el resultado electoral del domingo “podría acelerar definiciones postergadas en materia fiscal y cambiaria”.
En el mercado financiero, la tensión se percibe detrás de la calma. El dólar libre cerró la semana con movimientos mínimos y el riesgo país se mantuvo en torno a los 1.000 puntos básicos, sostenido por el respaldo de Estados Unidos y la inyección de liquidez que permitió el swap de U$S20.000 millones. Sin embargo, los analistas coinciden en que la presión sobre las reservas y la falta de un plan fiscal claro alimentan las expectativas de un ajuste posterior a las urnas.
“Sensación de pausa”
“Hay una sensación de pausa. El mercado está esperando saber si el Gobierno mantiene el control político o si pierde margen para sostener el esquema actual”, explica un operador cambiario de la city porteña.
La inflación de septiembre fue del 2,1%, por encima del 1,8% de agosto, y la interanual se ubicó en 31,8%, según el INDEC. La suba se concentró en precios regulados y alimentos estacionales, mientras que la inflación núcleo permaneció estable en 1,9%.
Qualy advierte que la política monetaria “sigue siendo contractiva”, con tasas reales positivas que ayudaron a anclar expectativas, pero que la brecha con la inflación empieza a reducirse. En los precios mayoristas, el informe detecta señales de presión: el Índice de Precios Internos al por Mayor subió 3,7% en septiembre, impulsado por los productos importados (+9%), reflejando el traslado parcial del tipo de cambio oficial.
En el Banco Central reconocen que “el margen de intervención es cada vez menor”. Las reservas netas se redujeron nuevamente en octubre y la dolarización preelectoral llevó a una caída de depósitos en pesos del 2,3% respecto al mes anterior. Los indicadores de actividad confirman la desaceleración. La industria manufacturera cayó 4,4% interanual en agosto y opera con una utilización de la capacidad instalada del 59,4%, la más baja desde 2020. El sector de la construcción mostró una leve mejora mensual, pero los despachos de cemento aún están 8% por debajo del pico de mitad de año.
El consumo minorista sigue débil. Las ventas en supermercados bajaron 2,1% en julio, mientras que las mayoristas retrocedieron 0,8%. De acuerdo con Scentia, el consumo masivo cayó 4,4% interanual en septiembre, y las proyecciones para octubre anticipan un nuevo descenso.
“El consumidor promedio está muy medido. Hay estabilidad de precios, pero no de ingresos. Eso limita cualquier recuperación del mercado interno”, apunta el informe de Qualy.
El poder adquisitivo también muestra signos de fatiga. En agosto, el salario registrado perdió 0,6% en términos reales, y aunque crece 11% interanual, el avance acumulado desde el inicio de la gestión apenas llega a 3%.
El crédito al consumo se contrajo por segundo mes consecutivo: los préstamos personales y el financiamiento con tarjeta cayeron cerca del 2% real en octubre. La morosidad se ubicó en niveles inéditos desde la pandemia, con 8,1% en créditos personales y 6% en tarjetas. “Hay señales de sobreendeudamiento en los sectores medios, lo que frena el dinamismo del consumo”, sostiene el relevamiento. El superávit comercial fue de U$S921 millones en septiembre, el más bajo del año, y acumula U$S6.039 millones en nueve meses, una cifra U$S9.000 millones menor a la del mismo período de 2024.
Las exportaciones crecieron 7,5% en el año, mientras que las importaciones lo hicieron 30,6%. La consultora destaca que el agro y la energía explican la mayor parte de las ventas externas, con subas del 43% y 25% respectivamente, mientras las manufacturas industriales apenas avanzaron 4%.
El dato preocupante es el nivel de importaciones, que en septiembre alcanzó U$S7.207 millones, el más alto desde 2023, reflejando un repunte de la demanda de bienes intermedios y de capital.
El informe concluye que la economía llega a las urnas con “una calma vigilada” que podría alterarse según el resultado electoral. Si el oficialismo logra mantener el control legislativo, se espera una continuidad de la actual política económica; si pierde terreno, el mercado anticipa una corrección del tipo de cambio y del gasto público. “Los operadores están en modo espera. Hay orden, pero sin convicción”, resume un economista consultado. En los despachos oficiales confían en que la combinación de baja inflación y apoyo externo alcanzará para sostener la calma hasta fin de año. Pero los analistas insisten en que, pasada la elección, el Gobierno deberá definir si consolida el rumbo o enfrenta un nuevo reacomodamiento del tipo de cambio y las tasas de interés.
En el frente fiscal, un dato clave que refuerza la vigilia antes del domingo es el superávit primario alcanzado por el sector público nacional en abril: 845.949 millones de pesos (unos 720 millones de dólares), lo que representa aproximadamente el 0,6 % del Producto Interno Bruto acumulado del primer cuatrimestre.
Una prueba
Este resultado cobra relevancia porque el Gobierno lo exhibe como prueba de que la disciplina presupuestaria es factible incluso en un año electoral. Sin embargo, analistas advierten que ese margen aún es estrecho para hacer frente a los vencimientos de deuda y al gasto obligatorio, lo que limita el espacio para estímulos preelectoral. Por otro lado, los organismos internacionales recortaron sus proyecciones sobre el crecimiento argentino. Banco Mundial redujo su estimación de expansión del PBI para 2025 a 4,6 %, desde 5,5 % proyectados en junio. Este ajuste al alza en las alertas sobre la desaceleración recalca al mismo tiempo que, aunque la economía crece, lo hace con menor ritmo del esperado y en un contexto global más adverso.
Otro indicador que aparece como telón de fondo de esta elección es la producción económica: según datos publicados por el INDEC, la actividad en junio creció interanualmente 6,4 % y arrojó una variación tendencia-ciclo de 0,3 % frente al mes anterior. Esa desaceleración en la dinámica mensual implica que el crecimiento ya no descansa tanto en la comparación con el “arrastre” del año anterior, sino que exige que la economía encuentre impulso sin soporte externo de baja base. En ese contexto, los sectores vinculados al consumo interno, que habían traccionado la recuperación inicial, muestran señales moderadas.
El conjunto de estos datos refuerza el mensaje del informe de Qualy: Argentina se acerca a las urnas con el dólar quieto, los precios contenidos y una economía que, más que sólida, parece en pausa. La verdadera reacción, coinciden los mercados, llegará tras el resultado electoral.
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