La Región, frente al rigor de cualquier temporal

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El nuevo temporal desatado el viernes y sábado pasados en la Región volvieron a traer trastornos para parte de la población: calles y hogares anegadas aquí y allá –todo ello acentuado en zonas de la periferia que cuentan con redes viales de tierra-, árboles caídos y fallas en los servicios públicos, sobre todo en el del agua.

En este último caso, se alude al factor agravante de las bocas de tormenta tapadas, sin dejar de mencionar el dramático panorama que atraviesan vecinos de Gonnet que deben hacerse de bidones para contar con agua en sus domicilios desde hace años. En los últimos días resultó paradójico que no pudieran acercarse al depósito que los entrega, porque estaba rodeado por un verdadero espejo de agua de lluvia allí concentrada.

El viernes por la mañana, al salir de La Plata por la 44 hacia Etcheverry y la ruta 2, el carril derecho se encontró convertido en muchos tramos en un verdadero canal intransitable para los vehículos por la cantidad de agua que cubría la mitad de esa avenida, por la falta de funcionamiento de las bocas de tormenta.

Se menciona el tema de las bocas de tormenta por cuanto el hecho de que, ante cada lluvia, se originan anegamientos de magnitud. Hace largo tiempo que no se ve un trabajo continuado de desobstrucción, destinado a mantener despejadas a las redes de desagüe pluvial.

La fuerte tormenta que se desató desde la madrugada del viernes y se extendió hasta las primeras horas del sábado, no solo dejó un acumulado superior a los 100 milímetros de lluvia en La Plata y en la Región, sino también malestar vecinal. En este tormentoso marco, el agua acumulada llegó también a generar anegamientos extensos en calles de Berisso (especialmente en 72 y 128 y en el barrio Juan B. Justo).

Debe insistirse en advertir que existen estudios recientes demostrativos de que nuestra región, comprendida por la llanura pampeana, la Mesopotamia y el sur de Brasil, ocupa el segundo lugar en el mundo por la cantidad de tormentas que sufre por año, luego del medio oeste de los Estados Unidos.

Está claro, entonces, que resulta esencial la necesidad de contar con una infraestructura urbanística más eficiente y sustentada en principios que prevean la existencia de las estructuras hidráulicas –especialmente las de desagües pluviales- evitándose sin excepción los asentamientos que no dispongan de la totalidad de las redes de servicio. Asimismo, hoy resulta prioritario que se atienda al sistema secundario, despejándose los canales y zanjas existentes.

Pero también debiera ser prioritario que la Región no sólo cuente con una defensa civil perfectamente organizada, capaz de enfrentar y resolver con rapidez muchas de las consecuencias de estas calamidades climáticas, sino que la población, asimismo, disponga de suficientes conocimientos para saber cómo actuar frente a ellas.

 

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