Las F-150, un coqueteo diplomático y mucha tensión bajo el kimono

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La política japonesa acaba de estrenar a su primera mujer al mando, y Sanae Takaichi decidió que su debut mundial no iba a pasar desapercibido. ¿Su plan para enamorar —diplomáticamente hablando— al incontrolable Donald Trump? Una flota de camionetas Ford F-150. Sí, esas “bestias” de la ruta.

La idea suena tan absurda como estratégica: un gesto de “buena voluntad comercial” hacia los Estados Unidos… y un guiño directo al ego de Trump, que no tardó en caer rendido. “Tiene buen gusto”, dijo él, sonriendo desde el Air Force One. Nadie sabe si hablaba de las camionetas o de la nueva premier japonesa.

LA HEREDERA DE ABE

Recién llegada al poder, Takaichi se presenta como la protegida del difunto Shinzo Abe, aquel primer ministro que le regaló a Trump un palo de golf y muchas sonrisas. La nueva mandataria lo dejó clarito: “Trump me reconoce bien. Me dijo que le recuerdo a Abe. Yo le dije que espero recibirlo pronto en Tokio”.

Entre líneas, el mensaje fue simple: “Yo también puedo ser tu nueva favorita”.

Pero algunos en Japón advierten que abusar del fantasma de Abe puede jugarle en contra. “Seguir la línea Abe puede impedirle construir su propio legado”, dicen los analistas. Aunque claro, la política —como el amor— siempre tiene algo de riesgo.

CENA, NEGOCIOS Y CAMIONETAS XXL

Mientras Trump se prepara para hablar de “gran amistad” y tarifas en Tokio, el gobierno japonés tantea comprar soja, gas y, cómo no, esas camionetas. Según el diario Nikkei, podrían usar las F-150 para inspeccionar carreteras. ¿En serio? Si apenas doblan en una esquina de Shibuya.

Por si fuera poco, Toyota podría sumarse al juego y anunciar que volverá a importar autos fabricados en Estados Unidos.

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Sanae Takaichi
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