El radicalismo en su laberinto interno, en medio de la crisis

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Por GERMÁN LÓPEZ

Tras el resultado adverso del domingo, que dejó al radicalismo reducido a su mínima expresión en el Congreso, el partido centenario se apresta a ingresar en un período de deliberación interna con dos hitos decisivos en los próximos meses.

Por un lado, la UCR bonaerense reunirá este jueves a sus dos órganos de conducción -el comité y la convención de contingencia- para resolver cómo continuar ante el inminente vencimiento de mandatos. Por el otro, en diciembre se elegirán nuevas autoridades nacionales en reemplazo de Martín Lousteau.

La magra performance electoral achicó a niveles inéditos los bloques legislativos nacionales de la UCR. De los 33 diputados que tenía a comienzos de 2024, solo quedarán 6 (y otros 3 en el bloque disidente), mientras que en el Senado pasará de 13 a 9 bancas.

El retroceso fue generalizado, pero impactó especialmente en distritos históricamente favorables al radicalismo, como Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y la Ciudad de Buenos Aires, donde directamente no obtuvo representación.

DIVIDIDOS

En territorio bonaerense, el partido compitió dividido: un sector participó dentro de la alianza Provincias Unidas, que llevó como primer candidato a Florencio Randazzo y obtuvo 2,44% de los sufragios; el otro acordó con la Coalición Cívica y cosechó apenas 0,8%. Con estos números está claro que ninguna de las dos expresiones alcanzó los votos necesarios para incorporar diputados.

Al analizar las causas de esta baja actuación, el presidente del comité provincial, Miguel Fernández, sostuvo que el escenario estuvo marcado por una “hiperpolarización” incluso mayor a la de las primarias. “Sin el desdoblamiento, la elección de octubre hubiera estado menos condicionada. En este contexto, cualquier tercera fuerza pierde”, afirmó.

Según su mirada, el poder territorial quedó neutralizado: “Lo vimos en las provincias gobernadas por la UCR: salvo el caso de Corrientes, donde Valdés ganó por poco, en todas se perdió pese a haber triunfado holgadamente en las elecciones locales”.

Fernández también adjudica el resultado a otros factores: un mayor nivel de participación, ausencia de votantes extranjeros y la irrupción de la Boleta Única (BUP), que restó protagonismo a los intendentes debilitando su capacidad de incidencia sobre el electorado.

RAZONES

Para el diputado Fabio Quetglas, cuyo mandato finaliza ahora, el problema es anterior a las urnas: la falta de resolución del proceso interno dejó al partido en una situación de “cuasi acefalía”. Eso, asegura, generó desafección tanto entre votantes como entre intendentes, que repartieron su apoyo entre La Libertad Avanza y otras fuerzas. “La conducción de contingencia nunca fue plenamente legitimada”, sostuvo.

Según Quetglas, ante una polarización extrema y una oferta alternativa atomizada, el radicalismo debería haber articulado un liderazgo claro del espacio de centro. “El oficialismo llevó propuestas concretas -reducción del Estado, baja de la inflación- a las que el kirchnerismo respondió con una narrativa. El centro político, en cambio, se fragmentó y no ofreció propuestas”, analizó.

El desafío interno de la UCR es ahora evitar una lógica de pases de factura. De un lado, quienes critican el vacío de conducción durante la gestión de Lousteau al frente del Comité Nacional. Del otro, quienes cuestionan a los sectores que buscaron un acercamiento excesivo al oficialismo libertario.

En diciembre se renovará el Comité Nacional, donde los gobernadores -Alfredo Cornejo, Gustavo Valdés, Leandro Zdero, Maximiliano Pullaro y Carlos Sadir- tendrán un rol decisivo. Aunque aún no emerge una figura nítida, circula con fuerza el nombre de Rodrigo de Loredo.

Antes de eso, este jueves en La Plata la UCR bonaerense deberá resolver su propia situación interna. La disputa por el resultado de su elección partidaria continúa en la Cámara Nacional Electoral, que aún no tiene fecha de fallo. Los órganos de contingencia creados para evitar una intervención -y sostener la institucionalidad en año electoral- vencen el 31 de octubre. El encuentro definirá si se prorrogan los mandatos o, en un escenario menos probable, se convoca a nuevas autoridades.

 

 

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