Viajaron a 25 de Mayo para votar y en La Plata el delito los eligió a ellos
Edición Impresa | 29 de Octubre de 2025 | 03:26
Una casa ubicada en la zona de 529 entre 29 y 30 se convirtió en las últimas horas en blanco de un ruinoso golpe. Según pudo saber este diario, el hecho tuvo lugar mientras los dueños concretaban una salida obligada fuera de la Ciudad. Fue para cumplir con el deber cívico de votar, pero el viaje mutó en una tortura una vez que se enteraron de lo ocurrido.
Siempre en base a fuentes policiales, el episodio ocurrió entre el sábado 25 y el lunes 27 de octubre, cuando el propietario decidió viajar junto a su pareja hacia 25 de Mayo. Siendo que la distancia a recorrer era considerablemente menor a lo necesario para justificar una ausencia en el centro de votación, decidieron cumplir con ese mandato constitucional.
La primera señal de alarma llegó temprano, con un llamado inesperado. Del otro lado del teléfono, una vecina les advirtió algo extraño: objetos personales de la familia se encontraban esparcidos en la vereda y una caja de herramientas apoyada sobre la reja del frente.
“Parece que te entraron”, alcanzó a decirle antes de enviar las imágenes que confirmaron el peor presentimiento. En cuestión de minutos, el viaje se transformó en una carrera de regreso, con la ansiedad de no saber qué los esperaba al abrir la puerta.
Alrededor del mediodía, el matrimonio llegó. La puerta cedió apenas con un empujón. La cerradura rota fue el primer aviso de que algo no estaba bien.
El comedor permanecía ordenado, casi intacto, pero al avanzar hacia las habitaciones, la escena cambió por completo: cajones vaciados, ropa en el piso, vidrios rotos y la puerta del dormitorio astillada. Cada detalle transmitía una sensación de frustración.
El inventario de pérdidas fue largo y doloroso. Desaparecieron dos notebooks, un CPU, un dron, un parlante portátil y varias prendas de vestir, entre ellas camperas, zapatillas y botines. También faltaban joyas familiares y una suma importante de dinero en dólares que guardaban en un cajón (2.400). La copia de la llave del auto también había desaparecido, dejando una inquietud constante: el temor a que los ladrones puedan volver cuando menos se lo esperen.
En el recorrido por la vivienda, el dueño descubrió las huellas del ingreso. La puerta que da al patio había sido forzada y una ventana trasera mostraba el marco torcido y las trabas arrancadas. Todo indica que los intrusos escalaron hacia la parte posterior del terreno para evitar ser vistos desde la calle.
La hipótesis es que sabían perfectamente dónde entrar, cuánto tiempo tenían y qué buscar. Antes de irse, incluso desconectaron el router de internet, un gesto mínimo pero calculado, que deja entrever cierto grado de experiencia.
Por el momento, la única pista concreta proviene de la vecina que dio el aviso inicial. Según relató, a las tres de la madrugada del lunes notó una luz encendida en una de las habitaciones. No escuchó ruidos ni vio movimientos, pero aquella imagen ahora cobra sentido. Los delincuentes estaban adentro mientras el resto del barrio dormía. El dato, aunque breve, permitió establecer una posible franja horaria del robo.
Entre los vecinos, el comentario se propagó rápido. Si bien Tolosa ya está curado de espanto con hechos de este tipo, el episodio no deja de encender las alarmas.
Muchos coinciden en que el barrio tiene poca iluminación nocturna y carece de cámaras de seguridad, una combinación que deja al vecindario expuesto.
La investigación avanza bajo la carátula de robo, a cargo de la comisaría décimoprimera de La Plata. Hasta el momento, no hay sospechosos identificados ni rastros concretos.
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