Un combo explosivo que complica al gobierno de Milei

Carlos Barolo

En menos de dos años de gestión, el Gobierno de Javier Milei atraviesa su momento más difícil, frente a una tormenta que combina inestabilidad económica, la rebelión legislativa y un escándalo judicial que toca muy de cerca a sus filas.

El proceso de ajuste de la administración libertaria ha chocado contra una realidad ineludible: la falta de musculatura política en el Congreso y ahora, a menos de las cruciales elecciones legislativas, la aparición de un escándalo ético-judicial de alto voltaje. Mientras, la tensión en los mercados refleja la creciente desconfianza no solo en la hoja de ruta económica, sino en la capacidad del Ejecutivo para sostenerla con índices claves, como el de la caída del consumo, que no puede revertir, más allá del retroceso de la inflación.

En este sentido, los analistas ven incertidumbre sobre el rumbo económico a largo plazo. Mientras, las expectativas sobre el tipo de cambio genera ruidos en inversores y ahorristas. Entonces, el gobierno juega todas sus cartas al financiamiento externo a través del gobierno de Trump, que igual dejó en claro que fondos frescos no habrá.

No hay dudas que las medidas de ajuste han impactado fuertemente en la actividad económica, el consumo y los ingresos reales (especialmente jubilados), que han despertado un malestar social.

En este paquete entra una desconfianza que se profundiza con el rechazo de los vetos presidenciales a leyes clave (como el financiamiento universitario o la emergencia pediátrica), un revés que expuso, una vez más, la fragilidad de la Casa Rosada no sólo frente a la oposición, sino también ante los gobernadores.

Precisamente, en parte por el conflicto de los fondos discrecionales (ATN) y el manejo de recursos con las provincias, muestra un escenario de crisis de federalismo y trabas para la gobernabilidad, haciendo más arduo el camino de futuras reformas que prometió el gobierno libertario y que sin apoyo político, será muy complicado que las consiga.

Y ahora aparecen las serias acusaciones (con documentos, textuales y fotográficos y que el protagonista no termina de aclarar) que vinculan al diputado y referente libertario José Luis Espert, además principal candidato a diputado nacional en la Provincia de ese espacio, con supuestas tramas de narcotráfico y lavado de dinero. Supuestos vínculos con un narco detenido (Fred Machado) agrega un factor de crisis ética y judicial que complica al gobierno y al espacio libertario. Lo demuestran los pedidos de explicaciones internos, más allá de la férrea defensa del presidente Milei a Espert.

Además de la crisis interna que genera dentro del propio oficialismo, complica la imagen de “batalla cultural” y honestidad que pregona el gobierno, más allá que insista sobre una “campaña sucia del kirchnerismo”.

Desde la dura derrota en las elecciones bonaerenses, y quizás un poco antes, el gobierno quedó atrapado en un laberinto al que no le encuentra salida.