Otra vez miles de vecinos sin poder dormir por las motos

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La caravana de motos que todos los fines de semana se dedica a recorrer distintos barrios de la Ciudad circuló por diagonales y otras avenidas céntricas, para llenar de ruidos molestos hasta horas de la madrugada del sábado y acompañó ese espectáculo con la aceleración de poderosos motores con escape libre y maniobras peligrosas, para esquivar a la Policía. De esta manera, miles de vecinos platenses volvieron a padecer el suplicio de no poder dormir en sus hogares acosados por el ruido atronador de los vehículos.

Según relataron frentistas, el estruendo de los motores comenzó a escucharse pasadas las 22 y se extendió durante varias horas, especialmente por zonas céntricas como Plaza Moreno, diagonal 80, calle 7 y avenida 44. Los testigos denunciaron que los motociclistas realizaron picadas, “wheelie” y cruzaron varios semáforos en rojo, poniendo en riesgo su propia integridad y la de terceros.

“No se puede dormir, ni circular tranquilo. Pasa cada fin de semana y nadie hace nada. Ya no respetan ni los semáforos”, expresó una vecina de la calle 12 que filmó parte del recorrido.

Por su parte, una fuente de la Comuna indicó que si bien se realizaron operativos en distintos puntos del casco, muchos de los motociclistas se desplazaron en grupos grandes y dispersos, dificultando el accionar de los agentes. “Intentamos interceptar a varios, pero se escapan por calles laterales o directamente ignoran las órdenes de detenerse”, se admitió desde Control Urbano.

Tal como se dijo ayer en este diario, este tipo de caravanas se repite desde hace meses en la Región, especialmente durante las noches de viernes y sábado y preocupa por el creciente nivel de imprudencia al volante. En redes sociales, algunos participantes incluso comparten las convocatorias y las rutas que seguirán, en las que además no dejan de organizar peligrosas picadas.

La contaminación sonora no es siempre un delito, sino que depende de su gravedad y el perjuicio que cause. Es posible que estos motociclistas supongan que están exentos de una sanción penal, pero ocurre que, cuando el ruido molesto deriva en un daño grave o riesgo para la salud se convierte en un delito en perjuicio de la salud pública.

Lo cierto es que la Ciudad se encuentra desafiada por el flagelo de las ruidosas caravanas de motos.

Un desafío que surge, indudablemente, de una actitud dolosa de los motociclistas, que salen con la única intención de molestar, de escandalizar a los vecinos. Es triste decirlo, pero se deben divertir con esas actitudes antisociales que protagonizan.

No son sólo infractores vernáculos, ahora llegan desde algunos distritos del Conurbano –lo mismo ocurrió durante décadas con los vendedores ambulantes- atraídos por la liberalidad existente en las calles y lugares públicos para realizar estos verdaderos exhibiciones de la anarquía y el desprecio por la vida social.

La Comuna y la Policía deben actuar, en nombre de las leyes que así facultan a esos organismos a reprimir tales escándalos. Se está aquí frente a graves infracciones y eventuales delitos que atentan contra la convivencia. Y quienes los cometen deben ser sancionados con el mayor rigor legal posible.

 

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