Cruzó la facultad de Arquitectura con una ametralladora de plástico

El hombre vive en un asentamiento cercano y habitúa cortar camino por esa sede universitaria. Dijo que la encontró en un tacho

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La escena provocó pavura y enseguida llenó de imágenes intrusivas a quienes observaron cómo un hombre llegaba a la sede de la facultad de Arquitectura y Urbanismo de La Plata con una ametralladora. Lo que esas personas muchas veces conocieron de otros países por los medios y las redes sociales, nos referimos a las masacres de tiradores en las universidades, teatros o centros educativos, lo estaban presenciando esta vez en vivo y en directo. Sin embargo, todo terminó en una falsa alarma.

El dantesco episodio tuvo lugar en horas del mediodía de ayer en la sede académica de las calles 47 y 117 y, afortunadamente como se dijo, se trató de un susto. Grande, pero susto al fin, sin heridos ni nada que se le parezca.

De acuerdo a lo que se pudo reconstruir de fuentes policiales, el hombre con el arma larga, que era de plástico, atravesó un sector de la facultad en pleno desarrollo de clases.

Por eso hubo gritos, corridas y al menos una comisión debió interrumpir sus actividades por el estado de shock reinante.

Con muchos puntos oscuros o cabos por atar en esta historia inédita en la Ciudad, los voceros indicaron que el protagonista del caso reside en un asentamiento cercano, al parecer en la zona de las calles 50 y 120. Y como habitúa cortar camino rumbo a su domicilio por ese lugar, ingresó en Arquitectura sin pensar lo que podía estar generando al llevar en una de sus manos lo que muchos creyeron era ametralladora, un rifle o un fusil de asalto. Daba lo mismo. El efecto de terror ya había estallado.

Según una versión, los empleados de la Guardia Edilicia le salieron al cruce, pero no lo retuvieron.

Dicen que muchos lo conocían y simplemente le hicieron una observación por lo ocurrido.

Por eso al rato, cuando la noticia llegó a las máximas autoridades de la Policía bonaerense, que empezaron a recibir consultas de distintos periodistas, al no poder acceder a ese ámbito de estudio, por corresponder a la jurisdicción federal, ordenaron que una comitiva de la comisaría primera recabe datos e hiciera un rastrillaje periférico en busca de información para aclarar el incidente.

En ese contexto, un rato más tarde pudieron ubicar al sospechoso, a quien interrogaron sobre lo que había pasado.

Fue ahí que explicó que su hijo de 11 años, que tiene una condición del espectro autista (TEA), encontró el juguete en un tacho de residuos y que se lo entregó sin imaginar el revuelo que iba a generar.

Dónde cruzó al menor y por qué no lo acompañaba cuando ingresó a la facultad, es uno de los interrogantes sin aclarar.

Por lo pronto solo quedó identificado, pero no hubo para él ninguna medida privativa de la libertad o sumario penal en el que se lo impute de delito alguno.

Voceros de la UNLP, en tanto, indicaron que todo se solucionó rápidamente sin que la situación pasara a mayores.

“El hombre solo pasó caminando por la zona de las facultades cortando camino hacia su casa, pero en ningún momento amenazó a nadie”, indicaron bajando el tono a la gravedad del incidente, que causó minutos de incertidumbre.

INQUIETANTE FENÓMENO

Como se sabe, las escenas se repiten con una frecuencia inquietante: jóvenes armados irrumpen en escuelas o universidades y transforman espacios de estudio en escenarios de horror.

Las llamadas school shootings, como se las conoce en Estados Unidos y otros países, se convirtieron en uno de los fenómenos más alarmantes de la violencia contemporánea.

Detrás de cada caso hay contextos distintos, pero un patrón común: hombres jóvenes, casi siempre estudiantes o exalumnos, con acceso a armas de fuego, un fuerte sentimiento de exclusión o humillación, y una búsqueda desesperada por reconocimiento o venganza.

El aula, símbolo de aprendizaje y socialización, se convierte en el lugar donde canalizan su frustración más profunda.

Así las matanzas previas se transforman en modelos. Los atacantes estudian casos anteriores, imitan gestos, fechas o incluso la forma en que los medios los retratan.

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