China intensifica la censura contra el pesimismo en las redes sociales

El gobierno lanzó una “campaña” para eliminar mensajes considerados “derrotistas” o que son “excesivamente negativos”

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Los censores chinos ampliaron su vigilancia digital más allá de la disidencia política y ahora apuntan al estado de ánimo de la población. En las últimas semanas, las autoridades suspendieron o bloquearon las cuentas de varios blogueros e influencers acusados de difundir mensajes “demasiado pesimistas” o de promover estilos de vida que contradicen la narrativa oficial.

La campaña, lanzada por la Administración del Ciberespacio de China a fines de septiembre, se extenderá por dos meses y busca eliminar publicaciones que inciten al pánico o transmitan ideas consideradas derrotistas, como “el trabajo duro es inútil”. Entre los sancionados figuran creadores con millones de seguidores que recomendaban una vida con menos presiones, criticaban los costos del matrimonio o señalaban el rezago del país frente a Occidente en calidad de vida.

“Internet no es un vertedero de negatividad”, advirtió la cadena estatal CCTV en un editorial que acompañó la ofensiva, subrayando que la ansiedad y el cansancio deben ser comprendidos, pero no amplificados deliberadamente.

CONTROL DEL HUMOR SOCIAL

Aunque las autoridades en distintos países intentan frenar la desinformación o la polarización online, la represión china tiene un trasfondo claramente político. Para los analistas, refleja la preocupación del gobierno por la propagación del malestar social en medio de un contexto económico incierto, tensiones con Estados Unidos y un creciente desencanto entre los jóvenes.

En los últimos años, muchos jóvenes chinos se volcaron a movimientos como “tumbarse” o “dejarse estar”, que proponen abandonar la competencia laboral y vivir con lo mínimo. Dos referentes de esa corriente fueron sancionados recientemente y se les prohibió sumar nuevos seguidores.

David Bandurski, director del Proyecto de Medios de China, señaló que “el deterioro de las perspectivas económicas y sociales ha provocado una respuesta natural: la expresión pública de ansiedad y desconfianza”. Según él, los líderes temen que ese sentimiento se vuelva contagioso.

EJEMPLOS DE REPRESIÓN

Los gobiernos locales también ejecutan las órdenes del regulador. En Zhengzhou, dos usuarios fueron investigados por mostrar a la ciudad de forma “desfavorable”, mientras que en Xi’an se sancionó a cinco cuentas por difundir datos falsos sobre precios y regulaciones inmobiliarias. La red social Weibo, por su parte, suspendió más de 1.200 cuentas por “difundir rumores” sobre la economía o programas de bienestar.

Incluso temas de interés popular, como la reciente muerte del actor Yu Menglong, derivaron en censura: más de 1.500 cuentas fueron bloqueadas por publicar teorías no verificadas sobre el caso.

Los medios estatales justifican la campaña como una cruzada contra quienes “venden desesperación por clics”. Sin embargo, los expertos advierten que, al eliminar la negatividad, también se silencian reclamos legítimos sobre desigualdad, corrupción o salud mental.

“El mensaje oficial de positividad contrasta con una realidad económica muy distinta a la de las últimas décadas”, explicó Katja Drinhausen, del Instituto Mercator de Estudios sobre China. “No bastará con controlar las emociones negativas online”.

BRECHA Y DESCONFIANZA

El descontento social también se refleja en debates sobre salarios estancados, desempleo juvenil y desigualdad. Un ejemplo es el caso de Hu Chenfeng, un mecánico convertido en influencer que denunciaba la pobreza y la falta de oportunidades. Sus cuentas fueron eliminadas y funcionarios locales lo acusaron de “adorar a Occidente”.

Otro influencer, Zhang Xuefeng, fue castigado por sostener que los jóvenes de familias humildes tienen pocas posibilidades de acceder a profesiones de élite sin contactos políticos. Ambos casos ilustran la creciente intolerancia hacia las voces críticas en las redes.

Mientras tanto, el Partido Comunista endurece su control sobre las plataformas digitales. El Diario del Pueblo, su órgano oficial, fue claro en su advertencia: “Se ha dado la voz de alarma y todos los actores deben actuar en consecuencia”.

 

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