Le martillan la ventanilla en un semáforo y le roban
Edición Impresa | 14 de Noviembre de 2025 | 02:35
El dueño de la concesionaria Simone, de 82 años, fue víctima de un violento robo en la intersección de 131 y 501, en La Plata, mientras esperaba el cambio de un semáforo. Fue alrededor de las 13. Dos hombres con el rostro descubierto se acercaron por ambos lados del vehículo y rompieron al mismo tiempo los cristales delanteros con una herramienta similar a una masa o martillo.
Uno de los delincuentes tomó un maletín ubicado en el asiento del acompañante y el otro intentó sacar al conductor del auto (Guillermo Fausto Simone). Asustado por la situación, el hombre aceleró para escapar del lugar y se dirigió directamente a su domicilio, donde permaneció en estado de shock. Allí constató el faltante de un maletín con documentación variada, un iPad y una chequera.
Un dato relevante surgió poco después: el iPad robado continuó emitiendo ubicación satelital durante varias horas. Desde el momento del asalto hasta el día siguiente, el dispositivo se mantuvo activo sobre un punto de la calle 523 entre 139 y 140, una pista que podría servir para reconstruir el recorrido posterior de los ladrones o identificar un posible lugar de resguardo del botín.
La información, según fuentes cercanas a la investigación, fue incorporada como elemento de interés. Los peritos analizaron también el daño en el vehículo. Los cristales rotos de manera simultánea sugieren que los agresores tenían práctica en este tipo de maniobras maximizando la sorpresa y reduciendo el tiempo de reacción de la víctima.
El uso de esta modalidad, conocida como “rompe y arrebata”, cobra especial relevancia cuando se ejecuta con la intención adicional de intentar sacar al conductor del vehículo, lo que eleva la peligrosidad del hecho.
Con estos elementos, la causa avanza bajo la figura de robo. Se analizan posibles cámaras de seguridad ubicadas en la esquina del ataque para identificar los movimientos previos y posteriores de los ladrones.
La secuencia registrada por la víctima, sumada a las pistas tecnológicas del dispositivo sustraído, abre una línea de trabajo que podría aportar claridad sobre un episodio que, aunque rápido, dejó huellas concretas en la siesta platense.
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