Crecen en nuestra ciudad las falsas reservas de estacionamiento
Edición Impresa | 2 de Noviembre de 2025 | 02:45
Conseguir piedra adoquinada de menor altura, construir el “rebaje” correspondiente, pintarlo de amarillo y así simular la falsa existencia de un garaje; colocar conos, caballetes o baldes para impedir que alguien pueda estacionar frente a sus viviendas o locales comerciales; amurar o poner carteles sobre pequeños postes de hierro con la leyenda de “prohibido estacionar”, sin que en ninguno de esos y otros múltiples casos exista una autorización legal de la Municipalidad, son parte de las maneras que algunos avispados platenses encuentran para obtener un espacio vitalicio y propio, en una situación que se ha multiplicado en el casco céntrico y que no encuentra freno, como bien se dijo en una nota publicada en este diario.
No sólo incurren en ese tipo de “picardía” no pocos vecinos o comerciantes. También apelan a ese sistema, con absoluto desparpajo, numerosos organismos públicos que se creen autorizados para hacerse dueños de un espacio que es público, que no les pertenece sino que se encuentran bajo el excluyente dominio comunal.
El fenómeno se ve en distintas partes del casco urbano, la periferia y localidades del distrito, pero es en la zona céntrica -la que se encuentra reglada por el sistema de estacionamiento medido- en donde causa un especial fastidio esta reserva ilegal y fraudulenta.
En el área de tránsito municipal aseguraron que “si se recibe la denuncia de una reserva de estacionamiento no regulado por el municipio (vía ordenanza), se contravenciona al infractor. En este caso, un frentista”, aunque no se ofrecieron datos sobre operativos o actas realizadas.
Claro que a esa situación se suman desórdenes ya atávicos, como el doble estacionamiento; la ocupación de veredas o incluso de las calles por parte de talleres y estaciones de servicio; concesionarias que exponen vehículos en las veredas; negocios que también colocan conos con cadenas para ganar metros en las veredas o camiones que reparten mercaderías fuera de los horarios establecidos.
Y en el caso del estacionamiento, como corolario de esta situación, los trapitos vendrían a ser la conflictiva frutilla del postre, convertidos en administradores de espacios para estacionar y cobrar, luego, por ello, inclusive en zonas en donde el automovilista le paga a la Comuna el monto del “estacionamiento medido”. Se sabe que los trapitos tienen su clientela fija, a la que atienden colocando baldes o caballetes para asegurarles un sitio.
Es evidente la necesidad de que en La Plata se impida la proliferación de lo que, en definitiva, constituye una conducta antisocial que debe ser detectada y sancionada con el mayor rigor posible. La calles, las veredas, los espacios públicos pertenecen a toda la sociedad, sin que nadie pueda arrogarse el derecho de usarlos en forma exclusiva o de lucrar con ellos.
No es una cuestión menor. Principios tales como la igualdad ante la ley, el derecho al uso de los espacios públicos, el orden general en el tránsito, la obligatoriedad de las normas y la necesidad de sancionar a quienes no las respetan, entran en juego en el tema de la reserva ilegal de los espacios para estacionar.
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