En EE.UU, Milei puso en evidencia su propia confianza que hasta le dio consejos a Trump

Carlos Barolo

 

Milei se siente tan fortalecido que ayer permitió deslizar un consejo al presidente Trump y a todos los seguidores del habitante de la Casa Blanca cuando en relación al resultado de la elección de New York en la que triunfó un líder demócrata considerado de izquierda sostuvo “no se dejen intimidar por algunos resultados locales”. La confianza en su propia fuerza lo llevó también a decir que “a partir de diciembre tendremos el Congreso más reformista de la historia”, aunque a pesar del triunfo en las elecciones los libertarios no tienen el número de legisladores suficientes para lograr la aprobación sin negociaciones de sus proyectos más importantes.

Es cierto que con un tercio de los integrantes de las cámaras puede evitar la anulación de los vetos, un problema que se agigantó en las últimas semanas en las que perdió votaciones en las cuales la oposición logró más de los dos tercios de los votos en la cámara de diputados. Sin embargo, es imposible gobernar el país sobre la base de vetos y para lograr las mayorías que necesita deberán negociar con los sectores llamados dialoguistas.

En ese sentido, a pesar del silencio que guardan, varios gobernadores están haciendo trascender que no advierten las señales de apertura que los libertarios anunciaron, tal como lo hizo Mauricio Macri. El empoderamiento de Karina Milei es para ellos una señal de que la relación con el Ejecutivo nacional seguirá siendo la misma, salvo que la debilidad del oficialismo, especialmente en el senado de la nación, lo obligue a aceptar que debe negociar y conceder. Es imposible ignorar que en algunas cuestiones puede encontrar hasta el apoyo de legisladores peronistas, como en la designación de jueces de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Algunos libertarios y el kirchnerismo sienten que tienen algunos enemigos en común y que el tribunal supremo de justicia puede ser importante en relación a los conflictos de ambos con factores que han demostrado su independencia durante el gobierno anterior y el actual.

La necesidad de las arcas provinciales les impone a los gobernadores la obligación de un toma y daca con el Ejecutivo nacional. De manera que no habrá agresividad y el rotundo triunfo de Milei en las elecciones pone un límite, por lo menos en el primer semestre del año, en el tono y la forma de presionar al gobierno para obtener fondos que necesitan imperiosamente. Por eso en la discusión del presupuesto nacional todas esas tensiones serán resueltas con discreción por los mandatarios de las provincias. Sin embargo, cuentan como algo importante las reiteradas expresiones del Fondo Monetario Internacional y del gobierno estadounidense, subrayando la necesidad de una apertura y de construir un consenso para lograr la aprobación de temas tan espinosos como el de la reforma laboral.

El presidente argentino en el exterior goza ahora de opiniones favorables y apoyos, expresos o tácitos, como el que significó nada menos que el viaje a la Argentina del presidente del JP Morgan, tal vez el banco más importante del mundo, y sus posteriores expresiones optimistas sobre el futuro de las finanzas del país. Sin embargo, la impaciencia de vastos sectores de la población argentina hundidos en la pobreza impulsará a quienes pretenden modificar modos, actitudes y algunas políticas de los libertarios.

Por otra parte, existen problemas estructurales que demandarán inversiones, como las necesarias para evitar, o al menos atenuar, el efecto de las inundaciones en la provincia de Buenos Aires, que además de las pérdidas que ocasionan a sus habitantes y a la producción agropecuaria, que constituye un factor fundamental para atenuar la falta de dólares en el Banco Central y en el Tesoro Nacional, para la cual los swaps y las declaraciones de apoyo de influyentes personalidades de las finanzas internacionales, deberán destinar parte de la orden nacional a la compra de divisas. Circunstancias como esas impulsarán a los gobernadores a presionar, por supuesto que con cautela al gobierno nacional para que la bandera del superávit fiscal no determine la paralización absoluta de obras públicas imprescindibles, como está ocurriendo.

Javier Milei en Estados Unidos

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