La disputa a cielo abierto que tensiona un proyecto clave para Kicillof y el trío que asoma

José Picón

La disputa entre Axel Kicillof y La Cámpora goza de buena salud. Por el escarpado camino de las acusaciones cruzadas y los desafíos cada vez más expuestos, transita el proyecto de Presupuesto que el Gobernador presentó hace algunos días y que busca transformar en ley antes de fin de mes.

Esas tensiones agregan incertidumbre a un trámite parlamentario que ya sabe de fracasos rotundos. Kicillof se quedó este año sin esa herramienta y fracasó tres veces en su intento para que le autorizaran a tomar deuda por 1.045 millones de dólares. El escenario político, en el fondo, no ha cambiado drásticamente. La tensión en el peronismo va en aumento y la pelea por el liderazgo de cara a la conformación de la oferta electoral para 2027 no termina de zanjarse.

“Todo depende de ellos. Si el peronismo se pone de acuerdo, se aprueba. Del lado de la oposición sobran manos”, analizaba en las últimas horas un avezado habitué legislativo.

El caso es que las acusaciones entre el kicillofismo y el kirchnerismo van y vienen sin intermediarios. En los últimos días apareció un extenso documento de los intendentes peronistas que reportan al Movimiento Derecho al Futuro cuyo aspecto más jugoso habría que buscarlo en uno de los términos que utilizaron para describir la conformación de un futuro espacio capaz de competir con chances por la Presidencia en 2027. Cuando hablaron de construir una propuesta sin rencores ni “nostalgias”, apuntaron ya sin disimulo contra el liderazgo que todavía ejerce Cristina Kirchner sobre un sector del PJ.

El kicillofismo se asume, aún sin romper formalmente con los K, como un sector con identidad propia. Al menos sus intendentes pretenden que la construcción de la candidatura presidencial del Gobernador aparezca lo más alejada posible de esa nostalgia, de aquellos años en los que la ex presidenta hacía y deshacía a su antojo. A los ojos de los alcaldes asoma una instancia política que requiere no sólo de renovación, sino también de recambio.

En esa toma de distancia se mezcla otra pulseada: la que tiene que ver con la renovación de autoridades del PJ bonaerense. El partido sigue siendo presidido por Máximo Kirchner y su mandato está a punto de vencer sin que se haya determinado un calendario electoral. El kicillofismo se relame ante la opción de desplazarlo.

La Cámpora suma broncas contra Kicillof al que acusa de, supuestamente, faltar a la palabra. El sector que lidera Máximo deja trascender que existía un acuerdo para que no hubiera problemas con la continuidad del diputado nacional. El kicillofismo territorial niega de plano que existiera ese compromiso y se dispone a dar una pelea de final incierto.

Todo indica que la disputa pasaría para el mes de febrero, fecha en la que vencen los mandatos de los presidentes partidarios de los distritos. 

En medio de ese escenario se mueve el Presupuesto por el que clama Kicillof. Del desenlace de ese trámite parlamentario no sólo depende la tranquilidad que pueda encontrar el Gobernador para transitar 2026 y parte del 2027: también, los eventuales cambios en el gabinete provincial.

Hay sectores del kicillofismo duro que reclaman acciones concretas para el caso de que La Cámpora haga fracasar la votación en la Legislatura. Básicamente, que el Gobernador acciones, si se diera ese caso, sobre aquellos ministros que responden al esquema de Máximo Kirchner.

En principio, en el Ejecutivo no quieren hacer olas con ese tema. Dicen que no hay cambios previstos más allá de la particular situación que se da con el ministro de Infraestructura, Gabriel Katopodis, que resultó electo senador por la Primera sección electoral. “Estamos viendo, no está decidido”, dicen cerca de Kicillof.

Katopodis es un tapón doble para aspiraciones diversas. Si no asume en el Senado, su lugar será ocupado por una dirigente camporista. Si opta por el cargo legislativo, hay varios intendentes del Movimiento Derecho al Futuro que se muestran interesados en hacerse cargo de esa cartera.

En el Gobierno libertario, el que empezó a mover sus fichas es Diego Santilli. El designado ministro del Interior encabezó las primeras reuniones con gobernadores mientras su tropa bonaerense empieza a activarse de cara al objetivo mayor: estar en la escena de los candidatos de La Libertad Avanza para la Gobernación.

No es una carrera que dispute en soledad. Otro ex dirigente del PRO como Diego Valenzuela, tiene las mismas aspiraciones. El intendente de Tres de Febrero asumirá una banca en el Senado bonaerense a partir de diciembre. De buena sintonía con el presidente Javier Milei, aparecía firme en su intento por llegar al sillón de Dardo Rocha, pero un resultado electoral más bien flaco en su distrito puede haberle jugando en contra.

La ilusión libertaria por desplazar al peronismo se alimenta con otro nombre: Sebastián Pareja. Hombre de confianza de Karina Milei y arquitecto del armado bonaerense de LLA, salió robustecido tras la sorpresiva victoria de octubre. “Haré lo que diga el Presidente”, dijo hace unos días como para dejar en claro que su nombre está en la grilla de aspirantes.

 

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