La prioridad es pagar la deuda en vez de bajar la inflación

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Luis Varela

eleconomista.com.ar

 

Con pragmatismo, después de siete meses consecutivos con inflación en alza y con reservas del Banco Central cada vez más hundidas, el equipo económico finalmente se rindió y terminó aceptando lo que el FMI, EE UU, los bancos internacionales y analistas de todo el espectro le venían recomendando: realizó un drástico cambio en la política cambiaria y monetaria, y además anunció que iniciará una compra sistemática diaria de reservas equivalente al 5% del volumen diario del mercado único de cambios.

La dura decisión que se tomó no fue una casualidad. Esta gran modificación, que el presidente Javier Milei y el ministro de Economía Luis Caputo resistían con dureza desde abril de este año, incluso calificando de “mandriles” y de “no entender nada” a los que les decían lo contrario, se decide porque la Argentina está a apenas 25 días del pago por US$ 4.300 millones por los cupones y la amortización de capital de los Bonares y Globales heredados de la pésima reestructuración de deuda realizada por Martín Guzmán en agosto 2020.

Hasta ahora, desde que asumió, Milei y su equipo económico resolvieron utilizar al dólar como ancla, para tratar de bajar la inflación lo más rápido posible, en un plan de estabilización que buscaba llevar el IPC por debajo del 1% mensual hacia mayo-julio de 2026. Pero de abril de este año en adelante, el techo de la banda cambiaria fue subiendo a un ritmo del 1% mensual y, lentamente, la inflación fue trepando desde 1,5% mensual en mayo hasta alcanzar el 2,5% mensual en noviembre, con todos los tipos de cambio moviéndose muy cerca del techo de la banda, pero atrasándose, lo cual le impedía al BCRA comprar reservas.

A partir de este drástico movimiento, con el que se sale de un sistema de desinflación encepada, se pasa a un esquema monetario y cambiario más flexible, con ánimo inmediato de juntar los dólares necesarios para poder realizar el pago de los Bonares y Globales el 9 de enero y de no ingresar en un default técnico.

La semana pasada, en una colocación de deuda en dólares que no se hacía desde enero de 2018, el Gobierno estaba convencido de que iba a recibir ofertas por más de US$ 4.000 millones y que iba a poder colocar un nuevo Bonar AN29 (con cupón del 6,5% anual), con una tasa inferior al 9%. Pero la oferta fue de apenas US$ 1.400 millones y para tomar US$ 910 millones (ya que el papel fue colocado bajo la par) se terminó pagando 9,26% anual. Eso fue lo que dijo la realidad, y lo que obligó al titular del BCRA Santiago Bausili a comunicar los cambios, que fueron inmediatamente felicitados por Julie Kozack, la vocera del FMI.

una medida analizada

Por supuesto, Bausili presentó el cambio como una medida que ya había sido estudiada con mucha anticipación. Y la anunció como una decisión positiva porque -tras el gran triunfo electoral del Gobierno- la compra de dólares de parte de la población se frenó de manera ostensible, porque estamos en una época del año en la que el mercado requiere de más pesos. En números concretos, el propio BCRA informó que en septiembre hubo compra de dólares de parte de personas por nada menos que US$ 6.890 millones, mientras que ese monto bajó a US$ 4.669 millones en octubre y se derrumbó hasta US$ 1.100 millones en noviembre.

Así, si bien los anuncios se hicieron oficiales después del cierre del mercado, los rumores se repitieron a lo largo de todo el día; fue un escaso movimiento para los dólares oficiales, un aumento sensible para los financieros y un salto más importante para el blue. Frente a una rueda en la que el Tesoro volvió a comprar dólares, al punto que el BCRA logró sumar reservas por nada menos que US$ 332 millones. En tanto que los bonos pudieron subir, sin que el riesgo país se pudiera mover todavía. Y con la Bolsa de Buenos Aires subiendo en pesos, aunque bajando en dólares, pero con los ADR argentinos en verde en la Bolsa de Nueva York.

Este volantazo obligado de Caputo y compañía sucede mientras los mercados internacionales afrontan también un momento complejo. La semana pasada la Fed anunció una baja en su tasa de interés base, con un Jerome Powell que se irá del puesto número uno de la Fed en mayo, para ser reemplazado por un hombre directo de Trump, que intentará impulsar un descenso de intereses más acelerado.

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