La emocionante carta de una pareja de jubilados de La Plata: "No sabe cuánto cambió nuestra vida"

Una carta escrita desde la emoción y la gratitud. Dos adultos mayores, Marta Arrola (73) y Jorge Wolter (87), platenses de nacimiento, decidieron tomarse el tiempo de agradecer por algo que, para muchos, puede parecer simple, pero que para ellos significó un cambio profundo en su vida cotidiana: la recuperación de las plazas en La Plata y sus espacios de descanso.

“Somos los dos nacidos en La Plata. Hace 14 años que estamos casados y salimos mucho a caminar por toda esta zona porque se nos hace muy bien”, cuentan desde un banco de la renovada Plaza San Martín, en una carta que le escribieron a Julio Alak. Caminar era parte de su rutina, de su vínculo y de su salud. Se conocieron en un taller literario, son amantes del tango. Con el paso del tiempo, sin embargo, el cuerpo empezó a marcar límites. “A medida que pasó el tiempo se me fue dificultando, me cansaba un poquito más”, relata ella, con la sinceridad de quien no dramatiza, pero tampoco oculta.

El consejo médico fue claro y firme: no dejar de caminar. “El médico nos prohibió que dejáramos de caminar. Cuando yo le explicaba que me cansaba, me decía: ‘Bueno, se sienta en una plaza, se sienta en un banquito y sigue’”. Pero ahí apareció una realidad inesperada y dolorosa: no había bancos disponibles. “Nos encontramos con una realidad que para nosotros fue muy triste. No teníamos ningún banco disponible, estaban todos ocupados”.

La carta, dirigida al Intendente de La Plata, no esquiva el contexto social ni cae en simplificaciones. “Yo comprendo que la gente necesita trabajar lógicamente”, aclaran. Sin embargo, remarcan la importancia de la recuperación de las plazas. Para ellos, volver a encontrar bancos libres no fue solo una mejora urbana: fue recuperar el poder descansar, observar y seguir caminando.

Viven en un departamento, a tres cuadras de la San Martín y la plaza se convirtió en una extensión del hogar. “Esto de estar sentados en una plaza escuchando los pájaros, viendo gente caminar… para nosotros es algo muy lindo”. Una tarde, después de volver a casa tras haber disfrutado de ese momento simple y reparador, sintieron que no podían guardarse lo que les pasaba. “Sentí la necesidad de agradecerle al intendente esta recuperación”.

Ella tiene 73 años. Él, 87. Las cifras dimensionan el impacto de esas obras. “No sabe cuánto cambió nuestra vida sabiendo que recuperamos estos espacios que son tan importantes, no solo para personas mayores como nosotros, sino para los jóvenes, niños, adultos y las queridas mascotas que tanto lo disfrutan”.

La carta no pide nada más. Se cierra con una palabra simple, la que mejor resume lo que sienten: “Gracias”.

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