Los festejos universitarios: entre el color, el enchastre y el impacto vial
Edición Impresa | 21 de Diciembre de 2025 | 02:37
Cada fin de año, La Plata vuelve a vivir una postal tan esperada por algunos como controvertida para muchos: los festejos de los egresados universitarios. Con el cierre de exámenes finales y la obtención del tan ansiado título, cientos de estudiantes salen a celebrar un logro que marca el final de una etapa y el comienzo de otra. Son cada vez más los que aún no pueden creer que se sostengan esta clase de rituales con arrojarle de todo al flamante egresado que se transformará en profesional. En los últimos días, estas celebraciones volvieron a generar tensiones en el espacio público, con desbordes, e incluso con consecuencias en el tránsito por las caravanas de seguidores por distintos puntos de la ciudad, principalmente en la zona céntrica.
Ya sin festejódromo desde hace varios años (funcionó en 6 y 48 y se intentó crear uno frente al Planetario, en el Bosque), las puertas de cada facultad se transforman en la primera escala de los festejos.
Después sigue en la plaza Moreno, en el paseo del Bosque o cualquier otra locación que ponen los organizadores para terminar de enchastrar al protagonista de la recibida.
Históricamente, la Catedral fueun escenario predilecto. A 14 entre 51 y 53 llegan grupos de egresados con familiares y amigos para sacarse fotos, cantar y compartir el momento. Este año, muchos se encontraron con un fuerte operativo policial y Municipal: camionetas, policías, agentes de Control Urbano y rejas dispuestas para impedir el ingreso y evitar el habitual “enchastre” del lugar. Ante ese escenario, los festejos no se suspendieron: simplemente se trasladaron.
Del otro lado de la calle, el espacio verde comenzó a recibir a grupos de egresados que, con cotillón, espuma, huevos y bombas de estruendo, continúan con los rituales clásicos del egreso. El resultado es una postal repetida: veredas resbaladizas, residuos esparcidos y vecinos que observaban entre la resignación y el fastidio cómo el festejo avanza sin mayores controles. “No sé cómo se sostiene esta costumbre prácticamente medieval”, soltó un vecino que lleva décadas como residente en la zona de plaza Moreno.
Pero la Plaza Moreno no es el único punto de encuentro. En el casco urbano, otros sitios ya funcionan casi como “paradas obligadas” según la facultad. En 48 entre 6 y 7, frente a Derecho, los flamantes abogados copan la cuadra. A la vuelta, en 6 entre 47 y 48, los de Ciencias Económicas, repiten la escena con caravanas, bocinazos y cortes parciales de tránsito. A pesar de que hay numerosos carteles que sugieren no hacerlo, el mensaje no llega. El olor nauseabundo se atomiza con las altas temperaturas y quienes pasan por el lugar coinciden en la falta de empatía con el personal nodocente que tiene que hacerse cargo de la limpieza.
En el Bosque, sobre 50, frente a Odontología, otros grupos toman el verde para desplegar la espuma, pintura, música a alto volumen y alimentos. Otro tapizado de mugre y plásticos sobre el pasto.
A lo largo del día y la noche, las caravanas recorren el Centro. Hay bocinazos y gente con el cuerpo afuera de la ventanilla. Quienes no participan, esperan y deben tener más cuidado por maniobras peligrosas.
Desde el Municipio insisten con los “festejos responsables” y el cuidado del espacio público. El fenómeno se repite sin grandes cambios. El egreso, momento único de la vida es, para vecinos y comerciantes, motivo de atención y complicaciones cotidianas.
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