Cómo cierran el 2025 los sectores productivos y qué se espera en 2026
Edición Impresa | 21 de Diciembre de 2025 | 02:04
Esteban Pérez Fernández
eperezfernandez@eldia.com
La economía argentina llega al cierre de 2025 con señales claras de enfriamiento en buena parte de los sectores productivos, aunque con algunos focos de crecimiento que explican el rebote del PBI. Así lo reflejan los últimos informes de las consultoras Qualy y ABECEB, junto con los relevamientos de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), que describen un escenario de ganadores y perdedores marcado por la pérdida de poder adquisitivo, la retracción de la demanda interna y el mayor peso de las actividades exportadoras.
De acuerdo al análisis de Qualy, el último tramo del año consolidó un debilitamiento generalizado de los indicadores de actividad real. Industria, comercio y construcción mostraron una contracción transversal, luego de que durante el bimestre octubre-noviembre se interrumpiera la recuperación que había asomado en el primer semestre. El factor común fue la erosión del ingreso disponible de los hogares, que impactó de lleno sobre el consumo y limitó la capacidad de las empresas para sostener niveles de producción.
Los datos de octubre confirmaron esa tendencia en la industria manufacturera, con el índice nuevamente en terreno negativo tanto en la comparación interanual como frente al mes previo. Aunque el acumulado anual todavía conserva cifras positivas, el ritmo fabril perdió dinamismo en el ingreso al último trimestre, lo que reforzó un clima de cautela en el sector privado y la postergación de inversiones productivas.
El deterioro fue mayor en ramas intensivas en mano de obra y vinculadas al mercado interno. Textil, indumentaria y productos de metal encabezaron las caídas, a las que se sumaron retrocesos en alimentos y vehículos automotores. En el otro extremo, un grupo reducido de actividades logró sostener variaciones positivas, como la refinación de petróleo y la fabricación de otros equipos de transporte, que funcionaron como contrapeso parcial dentro de un entramado fabril mayormente en rojo.
La industria automotriz expuso con claridad las tensiones del modelo actual. En noviembre se registraron fuertes bajas en producción y ventas mayoristas, asociadas a un menor nivel de actividad local. Sin embargo, el mercado interno acumuló una recuperación relevante en ventas totales, impulsada por una mayor disponibilidad de unidades importadas. El contraste fue la caída persistente de las ventas de vehículos de fabricación nacional y el retroceso de las exportaciones, un punto sensible para los planes de inversión de largo plazo del sector.
La construcción también sintió el freno. Los despachos de cemento al mercado interno sufrieron un ajuste severo en el último mes, lo que devolvió el indicador a terreno negativo en la comparación interanual. El Índice Construya mostró una baja mensual del 2,21%, aunque todavía se ubicó por encima del nivel del año anterior. El combo encendió alertas sobre la paralización de proyectos y el enfriamiento de la demanda de materiales básicos.
En el comercio minorista, los datos de CAME marcaron que las ventas pymes cayeron en noviembre tanto frente al mismo mes de 2024 como respecto de octubre. El retroceso fue casi generalizado, con bajas más pronunciadas en perfumería y alimentos, mientras que farmacia resultó la única excepción. La pérdida de poder adquisitivo y las restricciones al financiamiento deterioraron la percepción de la situación actual, aunque las expectativas para 2026 se mantienen mayoritariamente entre estables y moderadamente positivas.
La industria pyme, en tanto, encadenó seis meses consecutivos de retracción en octubre. Para sostener la actividad, muchas empresas recurrieron a promociones y financiamiento propio, en un contexto donde la inversión productiva sigue en pausa y la prioridad pasa por la eficiencia de costos.
Pese a este cuadro, el año cierra con un dato clave: el impulso de la actividad provino del frente exportador. Agro, energía, minería y servicios basados en el conocimiento explicaron gran parte del crecimiento del PBI en 2025, según ABECEB, en un contexto de mayor apertura comercial y más presencia de productos importados.
La industria pyme encadenó en octubre seis meses consecutivos de retracción
El informe de la consultora subraya que algunos sectores orientados al mercado interno lograron un desempeño destacado aun con márgenes ajustados. El mercado inmobiliario atraviesa su año más dinámico de la última década, con escrituras por encima de 2017, apuntaladas por la mejora del salario medido en metros cuadrados y la reaparición del crédito hipotecario, que ya explica una de cada cinco operaciones. Ese repunte, sin embargo, todavía no se trasladó con la misma intensidad a la construcción, presionada por costos en dólares y precios de venta bajos.
El consumo durable mostró mejores números. Los patentamientos de autos cerrarían 2025 en torno a 615.000 unidades, con una suba interanual del 49% y el mejor registro desde 2018. Las motos sumarían su cuarto año de expansión, con 634.000 unidades vendidas.
Los electrodomésticos también exhibieron dinamismo, con ventas en alza y un aumento relevante de la producción local, aunque con una pausa transitoria a mitad de año.
Para 2026, las perspectivas mejoran. Sin condimentos electorales y con una macroeconomía más estable, ABECEB proyecta crecimiento en todos los rubros, aunque con heterogeneidad persistente.
El ranking de sectores más favorecidos lo encabeza la producción de petróleo, con un avance estimado del 16,9%, seguida por la construcción, que podría crecer más del 10% y convertirse en el eje de la transición. La maquinaria agrícola, los agroquímicos, la industria automotriz y la economía del conocimiento también muestran proyecciones positivas.
En consumo, la consultora anticipa un aumento cercano al 4%, que podría marcar un récord histórico tras varios años de caídas, impulsado por la recomposición del salario real y el crédito. La industria acompañaría con una expansión moderada, aunque con un nivel de producción todavía por debajo del de 2023.
El balance deja una conclusión clara: 2025 profundizó las diferencias entre sectores, con exportadores como ganadores y actividades ligadas al mercado interno aún rezagadas. El 2026 aparece como una etapa de recuperación gradual, donde la clave pasará por consolidar inversión, productividad y financiamiento para achicar esa brecha y sostener el crecimiento.
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