La quema de muñecos, una tradición platense que debe ser controlada

Edición Impresa

A poco menos de dos semanas se reiterará en La Plata una costumbre que se remonta a mediados de la década del 50 –es decir, desde hace algo más de setenta años- cuando un vecino decidió quemar un primer muñeco en 10 y 40 y ese rito, con el correr del tiempo se expandió hasta convertirse en una tradición fidedigna de nuestra ciudad. De modo que, una vez más, estas obras hechas a pulmón por vecinos imaginativos ya pueden verse en plena construcción en los distintos barrios,

Desde luego que además de que constituyen una muestra de creatividad popular digna de elogio, los muñecos erigidos en calles y paseos plantean desafíos en materia de seguridad y obligan a la realización de diversas fiscalizaciones por parte de la Municipalidad.

En lo concerniente a esta cuestión, desde la Comuna se avanzó en el esquema de control para las quemas de muñecos de Fin de Año. Entre las medidas adoptadas, se realizaron reuniones obligatorias en el Centro de Operaciones, destinadas a instruir a los responsables vecinales acerca de las normas de seguridad, los horarios establecidos, las distancias mínimas, los materiales permitidos y el uso de pirotecnia que se encuentra autorizada. Asimismo, se les informó que cada muñeco deberá contar con matafuegos y que personas mayores de edad deben cumplir con la inscripción previa, entre otros requisitos.

Lo cierto es que, con temáticas que van desde grandes producciones cinematográficas hasta personajes pensados especialmente para los más chicos, los momos avanzan entre jornadas extensas de trabajo, altas temperaturas y noches compartidas.

La escena se repite: estructuras que crecen día a día, curiosos que se acercan a mirar y colaborar, y equipos que ajustan detalles para llegar a tiempo a la noche del 31 y madrugada del 1º de enero.

Se trata ciertamente de un arte popular que con sólo maderas, alambres, papeles y coloridas pinturas construye esculturas representativas de ídolos deportivos o artísticos, así como de figuras de la historia, en algunos casos ejecutadas mediante verdaderos conjuntos escultóricos, todos ellos presentados también con singular destreza.

La quema de muñecos, sometida a estrictos controles, se ha convertido en una tradición popular fidedigna de La Plata y, por consiguiente, merece que se la rodee de todas las garantías del caso, tal como ha venido ocurriendo con las sucesivas administraciones municipales.

De allí que se vuelva necesario ir generando una creciente toma de conciencia preventiva del tema en la sociedad, hasta lograr que se asuma, en forma generalizada, que en el uso de estos productos debe prevalecer la prudencia. Las campañas deberán apuntar a que la sociedad asuma la importancia de festejar sin excesos, con sumo cuidado en la utilización de la pirotecnia.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE