“Espartanos”: el deporte como esperanza
Edición Impresa | 18 de Febrero de 2025 | 04:46

Por PEDRO GARAY
Cuenta la leyenda que el deporte moderno nació en la escuela inglesa de Rugby: allí, el pedagogo Thomas Arnold vio que los alumnos, varones, tenían una tendencia al juego de manos. Y les tiró una pelota. Con el tiempo, en Rugby y otras escuelas que copiaron el método, se codificó el fútbol, una práctica popular al que se le dio un marco regulatorio. Y en Rugby nació el rugby, pariente cercano del fútbol. Pero, sobre todo, nació allí, en Rugby, una idea: el deporte puede aportar disciplina, templanza, a los espíritus inquietos.
En 2009, Eduardo “Coco” Oderigo visitó una cárcel, como parte de su trabajo de abogado penalista, y arribó a la misma conclusión, proponiendo entrenar a los reclusos en el juego del rugby, para transmitir a través del deporte valores útiles para su reinserción social. Nacían Los Espartanos, el primer equipo de rugby carcelario. Una historia que llega mañana a Disney+, en formato serie de ficción, con Guillermo Pfening como Oderigo y dirección de Sebastián Pivotto.
La serie comienza con un juego de contrastes: el verde y el cielo azul del mundo de Oderigo, un mundo de club de rugby y de luminosidad, frente a la oscuridad de la cárcel. Y, de a poco, Oderigo “empezó a construir algo distinto”, dice Pfening, que visitó a Oderigo en el penal de San Martín y “fue muy impresionante”.
“Ví cómo hacían una ronda, cómo los junta a todos, y todos se dicen lo que sienten. Y entendí el valor de lo que hizo Coco: transformó desde el lodo, les dio una segunda oportunidad. Lo vi resolver situaciones con la mirada, con la palabra, con un chiste: fue fundamental para entender cómo trabajaba, no desde la violencia, no desde la imposición, sino desde el amor”, relata el actor. “Son chicos a los que nunca los trataron de otra manera que con violencia. Los presos habían vivido violencia desde que nacieron, así que el trato en la cárcel era a base de violencia. Coco pudo ir aflojando esos corazones”.
El proyecto de Oderigo, muy involucrado en la producción, tuvo que ablandar más que corazones, luchando contra la resistencia de la burocracia carcelaria. “Imaginate: llevaba un deporte con violencia… era como tirar nafta al juego”, cuenta Oderigo. Pero perseveró, y su plan mostró sus frutos: “Cuando empezaron a jugar al rugby, los grados de violencia bajaron notablemente dentro de la cárcel, y cuando salieron, bajó también el nivel de reincidencia. Muchos no conocían dónde podían llegar, nadie había confiado demasiado en ellos. De a poco, va entrando lo bueno del deporte. Y lo bueno de mirar a los ojos a alguien con la idea de ayudar: se generan equipos, y ahí la cosa es distinta, empieza a haber liderazgos de los buenos, todo se va transformando detrás de un deporte”, relata.
La serie llega a Disney+ en un contexto, sin embargo, donde los valores del rugby han quedado en entredicho tras el asesinato de Fernando Báez Sosa. “La sociedad es violenta en sí, eso no hay que atribuirlo a ningún deporte”, dice Pfening, que admite que entró al proyecto “con una idea del rugby como protagonizado por una masculinidad muy a tope, que no es lo que a mí más me gusta. Pero yo lo conocí a Coco, lo vi manejarse con los chicos privados de su libertad, y me hizo pensar que el rugby no es eso”.
“Los valores del rugby son los valores de la vida: se utilizan en el deporte, en casa…”, dice Oderigo al respecto. “Hacer propios valores de la vida a un deporte es exagerado: eso ha creado resentimiento, y cuando algunos se equivocan le van a caer mucho más fuerte”.
Y además agrega: “Cualquier deporte hubiera generado cosas positivas. Pero no conocían el rugby, no conocían sus mañas: fue empezar de cero. Y el rugby tiene el tackle: vos le ponés un tackle, tirás tres metros para atrás a alguien, y estás dentro de la regla. Podés ser agresivo pero con reglas: esa violencia que tienen, la pueden canalizar dentro del juego. Y uno termina de tacklear y levanta al otro. ‘Buen tackle’. Y listo. El rugby permite descargar”.
Desde ya, no es que el rugby sea la solución revelada sobre los problemas de seguridad. Es una herramienta”.
“A través del rugby, esa violencia que tienen la pueden canalizar dentro del juego”
Eduardo “Coco” Oderigo,
entrenador de Los Espartanos
De hecho, suma Pfening, “no todos se pueden reinsertar. Es un sistema macabro, mucha gente nace sin oportunidades y todo te lleva a delinquir, y estando preso, si no hay programas como el de Coco, es difícil que salgan mejor”.
La serie también refleja eso: la producción buscó reflejar la vida en el penal de manera realista, sin caer en la romantización de la criminalidad, tampoco en la explotación de la miseria, como ocurre en tantas series. “Los chicos del penal nos decían ‘no nos representa eso’. Siempre es una ficción, y obvio que hay situaciones violentas, pero en la televisión hay una exageración de un montón de cosas”, afirma Pfening al respecto. La serie, en ese sentido, no busca sensacionalismo, sino que “quiere cambiar la mirada del otro, del que piensa que el que está preso hizo todo mal”.
LEA TAMBIÉN
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE