Un poco de historia

Edición Impresa

Cada 20 de febrero se celebra el Día Internacional del Muffin, una preparación dulce que tiene historia. Su tradición se remonta a Gales, a principios del siglo XI, pero la preparación sólo comenzó a generalizarse durante la época victoriana, en donde originalmente era un manjar para los pobres, elaborado con sobras de pan duro, masa para galletas y papas hervidas.

Poco a poco, el muffin se puso de moda, especialmente para acompañar el té de la tarde. Probablemente en la segunda mitad del siglo XIX, los muffins llegaron a Norteamérica. Al parecer su nombre deriva de moofin, adaptación de la palabra francesa moufflet, que significa pan suave.

Hoy existen dos variaciones, el muffin inglés y el americano. El primero es una especie de pan que usa polvo de hornear, no se hace en moldes y se debe dar vuelta durante su cocción. Se sirve tibio y se abre para agregarle mantequilla, mermelada o miel.

En cambio, el muffin americano, el que más conocemos en nuestro país, es un queque húmedo dulce que se hornea en moldes y que, generalmente, tiene una superficie crocante (el “muffin top”). Hay de muchas variedades, nueces, frutos rojos, chocolate, zanahoria... y un largo etcétera.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE