“Basura Cero”: La Plata vs. otras ciudades del mundo
Edición Impresa | 7 de Marzo de 2025 | 04:09

Cuando en 2009 La Plata aprobó la ordenanza de “Basura Cero”, su objetivo era establecer un plan integral de gestión de residuos sólidos urbanos que redujera su enterramiento minimizando su generación y promoviendo el reciclaje de la mayor parte de ellos con el sistema de “bolsas verdes”. Quince años más tarde aquella meta continúa siendo sin embargo una mera promesa, ya que los resultados obtenidos en todo este tiempo dejan bastante que desear.
Como se expuso en las notas anteriores, La Plata no sólo entierra todos los años una cantidad casi invariable de toneladas de residuos urbanos en el complejo de la CEAMSE en Ensenada, sino que el porcentaje de desechos que logra reciclar gracias al compromiso de algunos vecinos es ínfimo: apenas unas 6 mil de las cerca de más de 320 mil toneladas de basura que los platenses generamos por año; es decir sólo el 2%. Casi nada.
A falta de impulso y compromiso político, el plan de Basura Cero se fue desinflando a lo largo de estos quince años. Casi sin campañas de concientización a la comunidad, muchos platenses desconocen todavía cuáles son los residuos que se podrían reciclar y otros tantos no ven en ello ninguna necesidad. Pero además, como ha denunciado innumerables veces este diario, el servicio de recolección de bolsas verdes funciona de manera muy dispar: a menudo no respeta la frecuencia, dejando que las bolsas verdes terminen en la CEAMSE, lo que transmite a los vecinos comprometidos con el sistema un mensaje de cierta desazón.
Para poner en contraste hasta qué punto el plan de Basura Cero implementado en La Plata se estancó, basta comparar sus resultados con los obtenidos por otras ciudades de escala similar, como es el caso de San Francisco, California, que tiene unos 815 mil habitantes, y Zaragoza, España, que posee 675 mil. La elección no es caprichosa: además de poseer una cantidad de población comparable a la platense, ambas ciudades son consideradas, en gestión de residuos urbanos, modelos a seguir a nivel mundial.
SAN FRANCISCO
Reconocido en el mundo por su eficiencia y su capacidad de reciclaje, el sistema de recolección y disposición de residuos urbanos de San Francisco, California, está a cargo de una empresa (Recology) que opera bajo un contrato exclusivo con la ciudad. En ella los vecinos y negocios disponen de tres tipos de contenedores específicos para separar los residuos en origen: azules para reciclables, verdes para desechos orgánicos, y negros para la basura no reciclable ni compostable.
En los 2000 San Francisco llegó a enviar a vertederos tres veces más basura que La Plata
Mientras que los residuos reciclables (papel, cartón, plásticos, vidrio, latas y metales) se envían a instalaciones de clasificación y procesamiento, donde se separan y preparan para su reutilización; los residuos orgánicos (restos de comida, cáscaras, hojas, ramas y otros materiales biodegradables) se transportan a plantas de compostaje, donde se convierten en abono para granjas, viñedos y parques; y los desechos no reciclables ni compostables se envían a vertederos.
Aunque San Francisco posee una cantidad de población similar a la de La Plata (apenas unos 40 mil habitantes más), su nivel de consumo es mucho mayor, lo que significa una cantidad de basura mucho mayor también: en la década de 2000 llegó a enviar a vertederos unas 800.000 toneladas anuales; casi el triple que nuestra ciudad. Sin embargo en los últimos años, gracias a su agresiva política de “Basura Cero”, ha logrado que más del 80% de sus residuos ya no terminen en vertederos, alcanzando así una de las tasas más altas en su país.
¿Cómo lo consiguió? Con tres decisiones políticas cuyo cumplimiento logró sostener. Desde 2009 la ciudad obliga a vecinos y comerciantes a separar sus residuos orgánicos para compostaje; cobra tarifas más altas por la recolección de residuos no reciclables, lo que fomenta la reducción y el reciclaje; y realiza campañas continuas para informar a los ciudadanos sobre cómo separar correctamente los residuos y la importancia que tiene esto para su bienestar.
Además de bajar drásticamente el envío de basura a vertederos (en 2022 fueron 300 mil toneladas), el compostaje y el reciclaje han reducido también las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas con los residuos. Pero la ciudad va por más. San Francisco se ha comprometido para 2030 a hacer literal su política de Basura Cero, lo que implica que todos los residuos que produzcan sus habitantes se lleguen a de alguna manera a aprovechar.
ZARAGOZA
También un modelo de referencia en su país, el sistema de recolección y disposición de residuos urbanos de Zaragoza, España -gestionado por el ayuntamiento y empresas contratadas- se caracteriza por una fuerte separación de los desechos en origen e intensas campañas de educación para conseguir en esto el compromiso de la comunidad.
En Zaragoza, el sistema de recolección se basa principalmente en contenedores comunitarios, que están distribuidos por las calles de la ciudad para que los ciudadanos depositen en ellos sus residuos según el tipo. Los contenedores amarillos son para envases ligeros de plástico, latas y briks; los azules son para papel y cartón; los verdes sólo para vidrio; los marrones, para residuos orgánicos; y los grises para todos los demás.
A falta de impulso y compromiso, el plan de Basura Cero de La Plata se ha ido desinflando
Mientras que los materiales reciclables (de los contenedores amarillo, verde y azul) se envían a plantas de clasificación y procesamiento, donde se separan y preparan para su reutilización; los orgánicos se tratan en plantas de compostaje o digestión anaeróbica para producir compost o biogá; y los no reciclables ni compostables se envían a vertederos controlados, donde la cantidad de ellos por año es cada vez menor.
Mediante campañas de educación ambiental para fomentar la separación correcta de residuos y de participación ciudadana, para promover la participación activa de la gente, Zaragoza ha logrado en los últimos años aumentar significativamente sus tasas de reciclaje, al punto de que la mitad de las 300 mil toneladas de residuos urbanos que produce por año se envía a vertederos. El resto se gestiona a través de procesos de reciclaje, compostaje y valorización energética.
El sistema de recolección de Zaragoza se caracteriza por fuertes campañas para involucrar a la comunidad
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